"Tras más de veinte años sirviendo callos en San Amaro creo que ha llegado el momento de jubilarse". Quien así se pronuncia es Dora Fernández Rodríguez, la cocinera del bar Reiz, situado en el puerto de Vilanova de Arousa.

Se retirará oficialmente de los fogones una vez superado el verano, cuando cumplirá nada menos que 21 años de trabajo en este establecimiento, al que llegó después de haber pasado tres en el emblemático y ya desaparecido restaurante Chocolate, un par de años en el también cerrado mesón Balboas, de Cambados, y otros tantos en La Finca (Vilaxoán).

Lo cierto es que, a sus 65 años, ha pasado media vida en la cocina, convirtiéndose por méritos propios en una experta en esto de los callos, y demostrando también su saber hacer con otras de sus especialidades, como "el pulpo, los calamares, la lura de la ría encebollada y mariscos como la nécora, mejillones, zamburiñas, camarón y navajas".

Como queda dicho, los que sirvió ayer y despacha también hoy son sus últimos callos de San Amaro, de ahí que recuerde con nostalgia su paso por la cocina del bar Reiz y todo lo que representa esta fiesta para una vilanovesa como ella, natural de András y actualmente residente en Currás (Caleiro).

"Recuerdo que cuando era niña ya veníamos a la fiesta de San Amaro y ya se servían los callos, aunque no recuerdo cuándo ni por qué empezó esta fiesta", explica esta conocida cocinera, ganadora de algún que otro premio cuando se elegían las mejores tapas de callos en la localidad vilanovesa.

Considerada toda una experta en la materia, cuando se le pregunta cuál es el secreto se muestra convencida de que "unos buenos callos necesitan mucho tiempo de preparación, y sobre todo mucho cariño".

En cuanto a la dosis correcta de picante, explica que en el bar en el que trabaja "buscamos un término medio, para que los callos gusten a todo el mundo".