Efectivos del destacamento de Tráfico de la Guardia Civil de Pontevedra investigan por un delito contra la seguridad vial a un vecino de Ribadumia que la madrugada del día de Reyes se dio supuestamente a la fuga en un control de velocidad.

Los hechos que se investigan sucedieron sobre las 8.30 horas del pasado día 6, durante un control de velocidad que estaba establecido por un radar móvil, en la carretera PO-531, que comunica Vilagarcía con Pontevedra. Los agentes estaban apostados a la altura de la parroquia de Baión, en el municipio de Vilanova, en un tramo de vía limitado a 50 kilómetros por hora.

Según un comunicado difundido por la Guardia Civil ayer, sobre las 8.30 horas el radar detectó un turismo Skoda Octavia que circulaba a 81 kilómetros por hora, y que, pocos metros después, desobedeció presuntamente la señal de alto de la patrulla que pretendía notificarle la infracción. El conductor investigado se dio entonces a la fuga rodeando, una rotonda por su lado izquierdo.

La huida concluyó momentos después cuando el vehículo, debido posiblemente al exceso de velocidad, según la Guardia Civil, sufrió una aparatosa salida de la vía, colisionando frontalmente contra una señal de tráfico.

Al proceder a su identificación, la patrulla del destacamento de la Guardia Civil pudo constatar que el conductor, además de circular sin cinturón de seguridad, tenía vigente una suspensión judicial del permiso de conducir, por una conducción etílica. Se le practicó entonces la prueba de alcoholemia y la de drogas, y dio positivo en ambas.

Así las cosas, este vecino de Ribadumia fue investigado como presunto autor de un delito contra la seguridad vial, del que puede derivar una pena de prisión de tres a seis meses, con la multa de seis a doce meses, o con la de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa días. En cualquier caso, podría imponérsele una nueva privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por un tiempo superior a un año y hasta un máximo de cuatro.

Las diligencias instruidas se entregaron en el Juzgado de Instrucción 2 de Caldas de Reis. Este caso pone de relieve como a menudo los conductores que cogen el coche bebidos son reincidentes.