Bajo el amparo de la ONG Ayuda, Intercambio y Desarrollo (Aida), Amagoia Olatz Labarga ha desarrollado durante dos años un programa de cooperación para el desarrollo en Senegal, un programa que ayer explicó, de forma pormenorizada, a los alumnos del centro en el que se formó, el Instituto Galego de Formación en Acuicultura (Igafa) de A Illa. La labor de Olatz Labarga se inició en diciembre de 2015 y tenía como objetivo crear una zona de cultivo de tilapia para garantizar el consumo de pescado en una comunidad del interior de Senegal, dándole las armas necesarias para iniciarlos en la acuicultura y mejorar sus condiciones alimenticias. No en vano, el proyecto no solo se limita al cultivo de peces, sino que se combina con otros cultivos de huerta.

La puesta en marcha del proyecto no resultó fácil, sobre todo por la necesidad de adaptarse a las condiciones de la zona. Pese a ello, diez meses después de iniciar el trabajo, se lograba la primera cosecha , y poco a poco, se iban creando las condiciones para que los pobladores de las localidades de Saré Coubé y Mballacounda, lugares de la región de Kolda, tuviesen las armas para continuar ellos mismos con el proyecto.

Aunque el proyecto se da por finalizado, diferentes técnicos de la ONG Aida, entre los que se encuentra Olatz Labarga, continuarán supervisando en el futuro la situación de esta comunidad. "El objetivo es que lleguen a ser autónomas en la gestión de estos espacios y puedan garantizar una alimentación equilibrada, e incluso, ampliar sus perspectivas económicas", explica.

Pese a finalizar el proyecto, Labarga regresará en los próximos días a Senegal para poner en marcha una nueva iniciativa impulsada por Aida y que cuenta con el respaldo económico de la Xunta de Galicia.

Se trata de un proyecto transfronterizo en la línea divisoria entre Guinea Bissau y Senegal, una zona con un alto índice de malnutrición crónica y que se ha visto afectada por un conflicto militar. Esa situación repercute, sobre todo, en las mujeres, en su mayoría de las etnias peul y mandinga, que sobreviven en situación de extrema pobreza en una sociedad tradicionalmente machista. El nuevo proyecto se va a centrar, precisamente, en las mujeres, representantes de 411 de las familias (las 22 restantes son representadas por hombres) con las que Aida y su socio local Mouvement del Jeunes pour la Paix van a trabajar durante 15 meses.