Los loteros de la comarca de O Salnés confirman un ligero repunte en las ventas de décimos y billetes para el Gordo de Navidad que esta mañana cantan los niños de San Ildefonso desde Madrid.

En las administraciones consultadas estiman que se pudo haber vendido un 3% más que el año pasado, una cantidad que consideran poco significativa.

Hasta las 23,45 horas podían adquirirse aún números para el sorteo del 22 de diciembre, lo que provocó ciertas colas en despachos del centro de Vilagarcía de personas que esperaron al último día para buscar un pellizco de la suerte.

Pero ayer ya había muchos números y terminaciones agotadas, sobre todo de los que acaban en cifras impares, preferencia de la mayor parte de los clientes. "Los pares tienen menos salida aunque hay quien pide un número aleatorio, sin preocuparse", reconoce una empleada de Meis.

La suerte en la comarca ha sido muy esquiva en los últimos años, si bien ha habido sorteos en los que se repartió un cuarto o un quinto premio que reporta un dinero extra nada desdeñable.

Lo que si constatan en las diferentes oficinas de venta de billetes es que hace más de un mes que no les queda ni un solo número con la terminación 155, pues han sido muchos los que han confiado en el artículo de la Constitución que propició la celebración de las elecciones autonómicas en Cataluña. "No se encuentra ni por máquina", afirman en la cafetería Samuel de Meis que trató de localizar algún décimo en toda España. Eso sí pudo vender uno comenzado por esos tres guarismos ya que "lo que la gente busca son terminaciones", no en vano son las que pueden contener un premio.

También los terminados en 13 se esfumaron a toda velocidad en los despachos de loterías saliniense. "Y han tenido mucha demanda los acabados en 8 o 18 porque se corresponden al año entrante", refiere otro empleado.

Como en anteriores años, las ventas ya han comenzado el pasado verano con el fin de animar a los turistas a conjurar la suerte durante las vacaciones. Y ya de aquella se veía una cierta animación "sobre todo de excursionistas que llegaban en grupo o en autobuses", recuerdan.

A partir de ahí fueron las empresas, las asociaciones y colectivos los que se animaron a comprar números enteros para distribuir luego en décimos o participaciones y obtener unos ingresos para sus actividades.

Lo que todos garantizan es que al menos caerá alguna pedrea.