Para la vilagarciana Rosa Gago parece que fue ayer cuando de hacía cargo de la escuela unitaria de Guillán, pero ya han transcurrido 31 años, uno menos que el tiempo de construcción de estas instalaciones. Durante todo este tiempo tuvo el honor de ser la primera maestra para cientos de vecinos de Guillán. Ahora muchos de sus exalumnos llevan a sus hijos al mismo centro no solo porque les corresponde sino porque son conocedores de la calidez humana y profesional de la profesora Rosa.

Dos generaciones de vecinos de Guillán han recibido han dado los primeros pasos como alumnos al lado de su querida maestra de infantil. Pero el tiempo pasa y a Rosa Gago le ha llegado el tiempo de la jubilación. Este es el último curso que imparte en su escuelita, que considera como su segunda casa. Quiso acabar el curso con sus alumnos, pero la fecha señalada para su jubilación es el 31 de diciembre, por lo que, de forma oficial, dejará el centro el próximo jueves, cuando comiencen las vacaciones de invierno.

"Los niños aún no lo saben, son muy pequeños y creo que no lo entenderían. Cuando regresen de las vacaciones de Navidad estaré el primer día con la nueva maestra para presentarla y también explicarle cómo funciona todo en esta escuela, y lo que he trabajado con los alumnos. Va a ser muy difícil dejar la escuela porque fueron muchos años; mis exalumnos han traído a sus hijos a mis clases", declaró emocionada Rosa Gago.

Esta profesora empezó a trabajar hace 33 años en una escuela de Pontevedra y dos años después se trasladó a la escuela unitaria de Guillán, que se había abierto un año antes. Estuvo diez años sola con los alumnos; luego hubo otra década con dos profesoras y los últimos diez años volvió a quedar sola con una media de 20 niños.