La autoescuela Berni, de A Illa, tiene tres alumnos que llevan esperando desde julio a pasar el examen práctico de conducir. Son tres vecinos de la localidad que en verano fueron una y otra vez a Pontevedra con la esperanza de que les hiciesen la prueba, y que tenían que regresar a casa sin subirse al coche del examen. A mediados de octubre tuvieron que hacer las maletas e irse sin el ansiado carné de conducir. Dos de ellos están actualmente en Madrid y uno en Gerona, cursando sus carreras universitarias. Si nada se tuerce, intentarán hacer el examen durante el parón de Navidad.

Este es un caso significativo de en qué medida la huelga de los examinadores ha perjudicado a docenas de personas de O Salnés. Pero hay muchas más personas afectadas. Beatriz García, de la autoescuela Umia, de Vilagarcía, explica que la huelga, "originó un trastorno, porque causó un tapón importante de gente que quería hacer el examen". Según ella, la demora media se situó en un par de meses con respecto a la fecha prevista en un primer momento.

Además, llama la atención sobre los futuros conductores profesionales, que son los que quieren sacar el carné de camión o de autobús. "Son menos, pero su situación si cabe es más preocupante porque necesitaban un carné para un puesto de trabajo".

Bernardino Cascallar, de la autoescuela Berni, de A Illa, apunta que la situación ha sido muy dura tanto para los alumnos como para las autoescuelas. "Nosotros tuvimos que hacer más de una docena de viajes en vano a Pontevedra. Como no te decían si había huelga o no hasta la misma mañana, no nos quedaba más remedio que madrugar y tirar para Pontevedra. Y si no había suerte te venías de vuelta con las manos vacías y la mañana perdida". "Las autoescuelas y los alumnos estábamos en medio de un fuego cruzado entre los examinadores y la Dirección General de Tráfico", añade Cascallar.

Durante los últimos meses, han sido muchas las empresas del ramo que denunciaron las pérdidas económicas que estaban afrontando. El isleño señala que "los daños colaterales de la huelga han sido gordos, no solo por los viajes en vano a Pontevedra, sino también porque con toda esta situación hay mucha gente que no quiere matricularse en las autoescuelas".

José Ramón Torres, de la autoescuela Barrantes, en Ribadumia, apunta sin embargo que ellos no sufrieron tanto la protesta de los examinadores. "Tuvimos cuatro o cinco cancelaciones, pero por lo general a la semana siguiente ya nos pasaban las pruebas. Creo que lo máximo que nos tocó esperar fueron dos semanas".

Admite que padecieron las molestias de los desplazamientos frustrados a Pontevedra, aunque lo que más lamenta es que "mareamos a la gente", porque al desconocer cuando se podrían pasar los exámenes y cuando no era muy complicado organizar las prácticas.

Sesiones más largas

Bernardino Cascallar cifra en una docena los estudiantes pendientes de pasar el examen. Advierte de que "lo malo es que la gente gastó el dinero para hacer el examen en una época determinada, y si pasa demasiado tiempo terminas olvidando las cosas". Para paliar eso, lo que él hacía "era dar prácticas de hora y cuarto en vez de 45 minutos".

De todos modos, en el sector aún no las tienen todas consigo, pues ya ha habido ocasiones anteriores en que se anunció una desconvocatoria del paro que, a la postre, no se confirmó. Beatriz García afirma por su parte que "yo mientras no lo vea publicado en un escrito oficial, no me lo creeré. Sigo sin estar tranquila al 100 por 100".

Sea como fuere, autoescuelas y alumnos confían en que a partir de la próxima semana se restablezca por fin la normalidad, y por fin empiecen a repartirse los carnés.