La Cruz Alta de Magariños vuelve a estar colocada, aunque con un nuevo emplazamiento. Así lo anuncia el Concello de Valga, que de este modo da por finalizados los trabajos de restauración de esta importante pieza que había quedado destrozada como consecuencia de un accidente de circulación, después de ser derribada por un camión.

El cruceiro quedó partido en una quincena de fragmentos, por lo que fue preciso someterlo a un intenso trabajo de restauración del que se encargó la empresa valguesa Epetrum S.C. de acuerdo con las indicaciones del maestro restaurador José Iglesias.

Con el visto bueno de la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta de Galicia, que además autorizó el cambio de ubicación de la cruz de piedra para evitar nuevos accidentes -ya habían tenido lugar otros anteriores debido a que se situaba en una encrucijada-, el Concello de Valga por fin consiguió hacer realidad el sueño de no pocos vecinos, que no era otro que ver de nuevo este llamativo cruceiro en pie.

Se diferencia de otros muchos en que el pie y la cruz forman un único bloque de piedra de cantería, situándose en su anverso un Cristo crucificado con tres clavos que ladea la cabeza hacia la derecha, según explican en el Concello.

Destaca además la presencia de una calavera situada sobre dos tibias que se cruzan, mientras que en el reverso se aprecia la imagen de la Virgen, que aparece de pie, sobre un pedestal y en oración.

En el gobierno valgués también apuntan que bajo ella está la imagen de un obispo con un báculo en la mano derecha y un libro en la izquierda.

Al parecer este crucero de piedra datado en el siglo XVIII fue sometido a finales del mes pasado a una primera fase de recuperación. Todo empezó con la preparación del terreno en el nuevo emplazamiento, eligiéndose un lugar apartado de la calzada y dejando un margen suficiente a su alrededor para instalar las canalizaciones de saneamiento y demás servicios subterráneos que en el futuro quieran prestarse en la zona, para de este modo no tener que mover nuevamente la pieza.

Al tiempo que se asfaltó el lugar que ocupaba originalmente el cruceiro para permitir una circulación fluida de vehículos, se procedió a colocar el monumento, que ya había sido restaurado en el taller.

Así lo explican en la Administración local, donde además destacan, citando las palabras del propio restaurador, que "la cruz ya había tenido al menos una intervención previa, y de hecho puede percibirse cómo en aquella ocasión había quedado fracturada en cinco piezas".

En este sentido, el restaurador José Iglesias advierte de que hay que proteger y mimar esta obra, ya que considera que "un nuevo golpe sería prácticamente definitivo".