Entre los transeúntes alojados anoche en el albergue de la Cruz Roja se encontraba un hombre de 70 años, natural de Jaén, llamado Jacinto Carvajal. Hace un par de semanas terminó de hacer el Camino de Santiago por la Vía de la Plata, y lleva un par de noches en Vilagarcía. Pero antes, en Santiago, pasó varias noches durmiendo en el cajero automático de un banco. "Metido en el saco de dormir incluso hace calor. Pero no es agradable, porque la gente te mira mal".

"Dormir en un cajero es lo peor", apostilla un hombre que estaba también a esa hora en la sala de estar, mirando la televisión, y que prefiere mantenerse en el anonimato. "Un cajero es lo peor, porque es donde más peligro hay. Estás encerrado, y no sabes quién te va a entrar. Tienes que aguantar las luces y el ruido del cajero".

Este hombre ha pasado más de una noche a la intemperie, incluso en invierno, y sostiene que es muy duro. "Se pasa fatal. Si hace mucho frío te desvelas y no eres capaz de dormir". Según él, "la mayoría de la gente que está en la calle en invierno bebe por el frío, porque si no no sería capaz de dormir". En su opinión, las ONG deberían vigilar mejor el uso que se da a los albergues, "porque hay gente que cobra 600 o 700 euros al mes que podría pagarse un hostal y que está aquí, ocupando una plaza que necesitan los que no cobran nada".

Entre los usuarios del albergue se encontraba anoche también Ramiro Barroso, un hombre que aparca coches en Fexdega y que se quedó en la calle hace mes y medio, cuando le ardió el piso en el que vivía, cerca de la gasolinera de San Roque. Desde entonces, duerme en las instalaciones de la Cruz Roja. Pero, según él, la próxima semana tiene que irse. Afirma que el Concello le va a pagar el alquiler, pero que ni las inmobiliarias ni los particulares le aceptan cuando se enteran de que pagará el Ayuntamiento. "Lo que les pido es que se fíen, que van a cobrar. Si no, el lunes me quedaré en la calle".