El Umia es uno de los ríos más castigados de la provincia debido a los numerosos vertidos que ha recibido tanto de las poblaciones que cruza, como por actividades industriales o los causados por desaprensivos que arrojan todo tipo de desperdicios a un cauce que tratan a modo de cloaca.

Pero a ello hay que sumar errores humanos que han provocado otros daños que parecen irreversibles y que deterioran la imagen de este espacio natural. Es el caso del alga "Egeria densa" que ha construido unas "galletas" de color verde en el lecho fluvial y que debido a su espesor reduce los niveles de oxígeno que corresponden a este ecosistema.

Asimismo sufre problemas por la presencia de fauna y flora invasoras, como el cangrejo americano o la acacia negra, que deterioran uno de los lugares naturales más singulares de la comarca.

De ahí que los ecologistas organicen todos los años dos o tres campañas de limpieza del río, si bien suelen ser acciones muy testimoniales que sirven para concienciar de la situación, aunque apenas se han obtenido remedios eficaces de corrección del problema.