Catoira se volcó con los actos de celebración del 40 aniversario del Club As Torres-Romaría Vikinga. No faltó de nada en una jornada que sirvió para demostrar la identidad de todo un pueblo con uno de sus buques insignia. Diferentes asociaciones y colectivos también quisieron rendirle su pequeño homenaje al club colaborando en todo lo que estuviese de su mano.

Todas esas muestras de solidaridad y reconocimiento con el club de piragüismo empezaron desde bien pronto. La sede se convirtió en lugar de concentración a eso de las diez de la mañana. Lo primero en lo que se afanaron grandes y pequeños fue en coger fuerzas para un día que se preveía de mucho gasto energético. La rosca y el chocolate caliente hicieron las delicias de todos los presentes. También hubo tiempo para disfrutar en los columpios del parque contiguo a la sede del club antes de iniciar la primera de las actividades.

Se trataba de realizar una serie de marchas cicloturistas con diferentes tramos y kilometraje en función de las edades de los participantes. Todo ello con el componente de la diversión como elemento indispensable. Los mayores se atrevieron con un trayecto bastante más largo que le llevó un total de noventa minutos completarlo. Había ganas de medir fuerzas y demostrar que aún pueden más que los más pequeños en aquello de la bicicleta.

Apenas cumplieron con sus respectivas raciones de pedaleo, tocó el turno para el trayecto a pie. Se trataba de desplazarse hasta la laguna de Pedras Miudas con algunas embarcaciones para disfrutar de su deporte favorito con el ocio que habitualmente no acompaña a las competiciones. La bondad climatológica y el radiante sol, animó incluso a más de uno a bañarse allí. Otros, los más, preferían remar a bordo de los autovaciables manteniendo su indumentaria en secano. Lo que no faltó en ninguno de los casos fueron las bromas y las risas.

El Catoira, club de fútbol, también se sumó activamente al cumpleaños del As Torres. Palistas y jugadores de ambas entidades se reunieron en una comida que tuvo lugar en el Multiusos y en la que los padres exhibieron sus habilidades en los fogones para saciar el hambre tras tanto ajetreo. Incluso Casa Emilio aportó unos buenos callos para los de apetito más voraz.

Por la tarde la cultura tomó el papel protagonista. Una exhibición de pandereteiras abrió las actuaciones, pero también hubo espacio para bailar zumba y asistir a una actuación de los alumnos de la Escuela de Música de Catoira. Incluso hubo un bis a cargo de las pandereteiras.

Uno de los momentos estelares de la jornada fue la actuación de la Banda de Música de Catoira. Su repertorio de bandas sonoras de película se vio magistralmente aderezado con una puesta en escena muy particular que sorprendió a todos los presentes en el Auditorio. También hubo teatro vikingo, como no podía ser menos, e incluso sorteos de una espada, un casco vikingo y un chandal del club As Torres en un cumpleaños multitudinario.