La ausencia de precipitaciones se ha convertido en un serio problema para muchas de las captaciones particulares o vecinales de la comarca de O Salnés, un problema que, hasta el momento, no ha afectado a la red de suministro de agua de la Mancomunidade, pero que, de persistir la sequía, puede obligar a restricciones en el consumo. La red comarcal se nutre del río Umia, un cauce fluvial que, en estos momentos, se encuentra en mínimos históricos, con un caudal medio que apenas supera los dos metros cúbicos por segundo en el mes de noviembre, etapa del año en la que acostumbraba a repuntar tras superar el verano, incluso en aquellos años más secos durante la temporada estival.

Este año no ha sido así. El caudal del río Umia no solo es el más bajo de esta época desde 2009, sino que también lo es en toda su historia, una situación que preocupa en la Mancomunidade.

Ramón Guinarte, gerente de la entidad, apunta que "nosotros todavía no nos encontramos en una situación preocupante, gracias al pequeño embalse que tenemos en Pontearnelas, donde se coge el agua para el suministro, pero somos conscientes de que, si esta situación se extiende en el futuro, tengamos que aplicar restricciones en el consumo".

Los últimos datos que maneja el ente son del pasado mes de septiembre, cuando el caudal bajaba con 2,3 metros cúbicos por segundo, pero "es evidente que ha bajado algo más, aunque se hayan registrado algunas lluvias, pero no son suficientes para que la situación mejore". La cantidad es muy inferior al récord negativo anterior, localizado en agosto de 2010, cuando el caudal del Umia arrastraba cuatro metros cúbicos por segundo. Incluso durante el verano, el cauce del río mostraba una mejor imagen que en la actualidad, con 4,1 metros cúbicos por segundo en los meses de julio y agosto.

Todo dependerá de que los niveles de consumo de la comarca siempre sean menores que el caudal del río. En estos momentos lo son, ya que el consumo medio diario es de 20 millones de litros pero "está por ver que sucede en los próximos meses, si se registran precipitaciones suficientes o no".

En esta cantidad también se incluye el municipio de Sanxenxo que, durante el verano, el 70% de sus usuarios reciben el agua de Pontevedra, pero la situación que se vive en el Lérez ha propiciado el regreso a la red de suministro de la Mancomunidade.

En estos datos tampoco entra gran parte de Vilagarcía, que cuenta con su propia captación de agua en el río Umia, a la que se suma la de O Con, embalse que tampoco puede aportar mucho, ya que se encuentra a un 10% de su capacidad.

La sequía ya ha dejado algunos damnificados, como es el caso de los vecinos de András, que ante los problemas en los acuíferos de Lobeira que gestionan, un tercio de ellos ha tenido que conectarse a la red de Vilanova para evitar quedarse sin agua.

Esta decisión ha supuesto un importante respiro para el resto de los vecinos, y sobre todo, para el pozo de captación que tienen en las faldas de Monte Lobeira, que en los últimos días, ha experimentado un ligero crecimiento en el volumen de agua. Sin embargo, la directiva de la comunidad de aguas continúa aplicando restricciones, poniendo como límite en el consumo los 400 litros por usuario al día. Otra comunidad en la que el agua se ha evaporado por completo es la de San Tomé de Nogueira, cuyo pozo comunitario se ha quedado a nivel cero. Los vecinos tuvieron que recurrir al Concello para que lo rellenase con varios camiones cisterna.

A esta comunidad de aguas se suman muchos particulares que han visto como sus pozos de agua secaban en las últimas semanas, e incluso algunas fuentes de agua potable que existen en rural de O Salnés, de las que nunca dejó de manar el líquido elemento, se encuentran prácticamente improductivas.