Entre los siglos XIX y XX fueron tantos los vecinos de Ribadumia que emigraron a Argentina que se llegó a decir, medio en broma y medio en serio, que Buenos Aires era la séptima parroquia del término municipal ribadumiense.

La diáspora de vecinos de este Concello al gigante sudamericano fue tan intensa que en 1922 creó su propia asociación de emigrantes, "Pro-Escuelas en Ribadumia", llamada más tarde "Hogar de Ribadumia". La relación entre esa colectividad y las autoridades municipales de Ribadumia atravesaron desde entonces por diferentes etapas.

Hubo momentos de acercamiento muy intenso, propiciado también en parte por el hecho de que el presidente de Argentina entre 1983 y 1989, Raúl Alfonsín, era nieto de un emigrante de Ribadumia, y visitó ese municipio hasta en tres ocasiones. Pero desde hace un tiempo, ese cordón umbilical está totalmente roto.

La primera visita de Alfonsín a Ribadumia se produjo en 1984, cuando era alcalde José Ramón "Nené" Barral, y fue un acontecimiento de enorme significación social. Con su viaje a Ribadumia, Alfonsín tendía un puente entre vecinos y familiares que vivían separados por el Atlántico. Las relaciones entre el "Hogar" y Ribadumia fueron con el tiempo a más.

Ya en tiempos más recientes, siendo alcaldesa de Ribadumia Salomé Peña, y presidente de la Diputación el también ribadumiense Rafael Louzán, existió un contacto muy fluido entre las dos partes, con varios viajes mutuos y una nueva visita de Alfonsín. Pero tras el paso a un segundo plano político de Peña y Louzán, ese contacto ha ido diluyéndose, y en la actualidad parece roto por completo. Una situación que duele a los vecinos de Ribadumia y demás miembros del Hogar, que lamentan la lejanía sentimental.

Raúl Pagés, que es vicepresidente del antiguo Hogar de Ribadumia (la denominación actual es "Ribadumia, casa gallega de cultura de Buenos Aires) afirma que "desde que se fueron Salomé Peña y Rafael Louzán parece que se perdió el diálogo con nosotros, pero seguimos llevando con orgullo el nombre de Ribadumia".

Pagés afirma que no quiere hacer daño con sus lamentos, ni dar lugar a una interpretación política de la situación, sino que lo plantea "desde el afecto". "Hemos estado en Ribadumia, y eso es algo que no se olvida. Los buenos recuerdos tienen que prevalecer".

Por ello, hace un llamamiento para que de algún modo se recupere el antiguo contacto. "Sabemos que España pasó por un mal momento (en alusión a la crisis económica), y que aún no se ha recuperado plenamente. Pero si ponemos los sentimientos por delante, tenemos que seguir unidos", añade. A modo de ejemplo, apunta que la asociación de emigrantes cuenta con un grupo de folklore argentino que se llama "Los de Ribadumia", y que ya ha actuado en Galicia. Hace un año, por ejemplo, lo hizo en Vedra, y el próximo podrían estar en Vila de Cruces. Sin embargo, nunca les llamaron de Ribadumia para interesarse por esta formación, especializada en los estilos musicales argentinos, como las "chacareras", las "zambas" o los "escondidos", pero que tampoco le hace ascos a los ritmos tradicionales gallegos.

"Nos sentimos un poco alejados de lo que pasa allá. Solo pedimos un poco más de cercanía", remacha Raúl Pagés.