Las fiestas navideñas están a la vuelta de la esquina y con ellas aumentan las celebraciones, actos sociales, reuniones de amigos y familia, ... Todos ellos encuentros en los que suele haber una botella de vino en la mesa o alguna otra bebida con alcohol. "Cuando vas a una fiesta y pides agua o un refresco pareces un bicho raro". Son palabras de Nemesio Portas, presidente de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Vilagarcía (Areva), que ayer celebró el Día Mundial sin Alcohol con una carpa informativa en la Praza de Galicia.

Por la tarde, en el Auditorio, la Federación de Alcohólicos Rehabilitados de Galicia (Farga), que este año ha trasladado su sede a la capital arousana, organizaba un taller de elaboración de cócteles "sin" como alternativa saludable de la mano del vilagarciano Diego Dasilva. Posteriormente Lorena Tilve se encargó de dar una charla sobre las consecuencias negativas del consumo excesivo de alcohol.

Una ingesta que se dispara durante las Navidades debido a las celebraciones y actos sociales, lo que no ayuda en absoluto a los ciudadanos que intentan rehabilitarse de su adicción al alcohol. "Hasta que la persona no se vea fuerte es mejor que no vaya a esos actos para evitar recaídas. Después sí", apunta Nemesio Portas, quien insiste en que "no hace falta beber para divertirse".

En cuanto al colectivo de jóvenes, la Federación de Alcohólicos Rehabilitados de Galicia (Farga), en la que está integrada Areva y otra docena de colectivos de la comunidad gallega, ha comenzado a impartir charlas en los institutos para advertir a los adolescentes de los riesgos del alcohol. "A estas edades no suelen ver el peligro, pero sí les queda la información que le damos", considera un integrante de Farga. La federación ha contratado a una empresa de tiempo libre en la que trabajan técnicos de juventud y comunicación que adaptan las conferencias a las edades de los alumnos para que el mensaje cale entre ellos.

Sin carné

Los usuarios de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Vilagarcía tienen edades desde los 20 años y el abanico de perfiles es de lo más variado. Además de las personas que acuden a Areva de forma voluntaria o animadas por sus familias, también hay otros que lo hacen para evitar entrar en prisión por haber cometido delitos en materia de seguridad vial. "Son reincidentes y lo que más me llama la atención es que después de que recuperan el carné de conducir suelen seguir quedándose con nosotros y viniendo a terapia", dice con una sonrisa en el rostro el presidente de Areva, Nemesio Portas. "Ven que no somos unos bichos raros, sino que nos ayudamos los unos a los otros", agrega. Recuerda Nemesio que se ha dado el caso de un alcohólico, ahora rehabilitado, que cuando recuperó el permiso decidió no volver a ponerse al volante.