Al finalizar el verano y cuando comienza el otoño se desarrolla la migración postnupcial u otoñal de las aves, que atrae hasta el Complejo Ons-O Grove, el espacio intermareal Umia-O Grove y las aguas atlánticas de las Rías Baixas una buena cantidad de especies que eligen estas latitudes para evitar los rigores invernales de sus zonas de cría.

Esto hace que a estas alturas del año ya esté prácticamente definido el censo de aves invernantes que eligen la costa gallega, con lo que esto supone como garante de espectáculo de la naturaleza y lo que representa para los ornitólogos.

Desde O Grove

Así pudo constatarse el sábado en la última salida del año a bordo del pesquero Chasula, que una vez más zarpó desde O Grove para buscar pelágicas.

"Comienza el invierno y muchas aves marinas siguen llegando mientras que otras ya se encuentran mucho más al sur, por lo que se trataba de la última oportunidad para observar un montón de especies", explica Xoán Diéguez, que a bordo del Chasula pudo captar con su cámara espectaculares imágenes de estos pájaros y variados mamíferos marinos, al igual que hicieron los demás navegantes, entre ellos el joven Anxo Gede Seoane y Luis Colón.

Alcatraces como misiles

Destacó en esta singladura, entre otros momentos álgidos de la misma, "la sorprendente presencia de una gran masa de alcatraces adultos que formaban una auténtica lluvia de proyectiles, dejándose caer sobre el agua, en una frenética pesca llevada a cabo en colaboración con una manada de delfines para dar cuenta de un gran banco de jurel o de algún pez similar".

Los posaderos de las bateas

Esto, lógicamente, hizo las delicias de los tripulantes del barco-escuela Chasula, al igual que un grupo de delfines comunes que acompañaron la embarcación durante media hora en su viaje de regreso a puerto, "situándose a escasos tres metros y dando saltos constantes en el agua", explica Xoán Diéguez.

No menos llamativa resultó la presencia de pardelas capirotadas, pardelas sombrías, paíños, ostreros, las poco habituales gaviotas tridáctilas y otras muchas especies de aves.

De regreso a casa, y ya dentro de la ría de Arousa, la singladura del pesquero Chasula sirvió para constatar, una vez más, que las bateas de cultivo de mejillón constituyen un formidable lugar de avistamiento de aves, puesto que funcionan de posadero y/o dormidero para una gran cantidad de especies.