Los primeros centollos de la temporada están desde la madrugada de hoy en las lonjas y plazas de abastos. La flota se hizo ayer a la mar, en las provincias de A Coruña y Pontevedra, para desde las diez de la mañana depositar en el agua los aparejos con los que pescar este preciado crustáceo -como también el buey de mar-, que estaba en veda desde el pasado mes de junio.

Las aguas están un tanto revueltas, que es lo que más ayuda a que el centollo "enmalle"; no hay un frío excesivo, por lo que este crustáceo se mueve con más facilidad por el fondo, en lugar de aletargarse; la luna no está llena -cuando lo está el marisco tiende a esconderse-; y este año parece haber poco pulpo en las rías. Es decir, que con las propicias condiciones meteorológicas actuales, y sin excesivos depredadores a la vista, se dan todas las condiciones para que sea una campaña de abundancia de producto.

"Todo indica que puede ser buena y que se cogerán los cupos establecidos", explica Antonio Otero, el patrón mayor de la cofradía de pescadores de O Grove, la más importante de Galicia para esta especie.

Aunque esto tampoco quiere decir que el sector esté del todo contento, ya que si hay una cantidad excesiva de producto pueden desplomarse los precios, lo cual lleva a pósitos como el meco a establecer tarifas mínimas para detener las subastas y devolver el producto al mar en caso de que esto ocurra.

Todo esto sucede con la mirada puesta en las fiestas navideñas -también en el caso del menos abundante buey de mar-, ya que hasta entonces se efectuarán las mayores descargas en los puertos gallegos y se alcanzarán las cotizaciones más altas.

Aunque no todos los pescadores de las Rías Baixas afrontan con optimismo esta nueva etapa, pues como se explicaba ayer en FARO DE VIGO el centollo es una de las especies más castigadas por la pesca ilegal, y durante todo el verano sufrió esa presión.

Baste recordar que desde el 1 de octubre los operativos especiales precios a la apertura de campaña desplegados por Gardacostas de Galicia, en algunos caso en colaboración con la Guardia Civil, sirvieron para decomisar casi dos toneladas de esta especie, junto a 1.150 metros de redes de enmalle, que son las utilizadas para su captura incluso cuando está en veda.

En cualquier caso el patrón mayor grovense sostiene que ni siquiera la pesca ilegal tiene por qué suponer un perjuicio para la flota de enmalle. "El más peligroso es el furtivismo que practican los buzos en verano, pero que un barco coja un puñado de piezas de centollo durante la veda porque llegan en las redes no supone un peligro para la especie", declara.