Las riadas que cada invierno cruzaban la carretera PO-548 a su paso por Abalo pueden haber pasado ya a la historia. Y no a causa de la sequía existente, sino gracias a las obras de canalización que se llevan a cabo para recoger y canalizar las pluviales.

Desde hace unas semanas los operarios de la Xunta trabajan en este punto de la carretera comarcal, en el Concello de Catoira, para instalar las conducciones que eviten que el agua de lluvia cruce la carretera, como sucedía prácticamente cada vez que llovía, con el consiguiente riesgo para la circulación rodada y las molestias que esto causaba para los peatones.

El agua, procedente de una zona alta y húmeda, generaba no solo importantes escorrentías, sino que formaba un pequeño riachuelo que entrañaba un peligro considerable en el vial.