El cruce de Caleiro, en Vilanova de Arousa, se ha ganado a pulso su fama de punto negro de la red viaria. En ese punto de la PO-549 coinciden otros dos viales que obligan a que el cruce se encuentre señalizado por semáforos para evitar que puedan registrarse accidentes. Sin embargo, desde hace casi un mes, los semáforos permanecen en ámbar, obligando a los vehículos que llegan desde la carretera de Pontearnelas y desde Caleiro a arriesgarse para poder incorporarse a la PO-549.

Los vecinos de la zona temen que pueda registrarse un accidente importante, sobre todo, porque los vehículos que llegan a ese cruce desde la carretera de Pontearnelas carecen por completo de visibilidad para incorporarse a la vía, y muchos de ellos, tienen que cruzar los dos carriles para dirigirse hacia la iglesia de Caleiro. Por este motivo, exigen que se restablezca, de forma inmediata, la regulación semafórica, algo que volvería a ofrecer cierta seguridad al tráfico rodado en esa zona.

Los semáforos se encuentran en ámbar desde hace casi un mes, cuando se procedió a realizar una serie de obras para la mejora del firme en la PO-549 a su paso por Caleiro. Sin embargo, una vez finalizadas esas obras, no se ha restablecido la regulación semafórica, con el riesgo que eso supone para los usuarios del vial.

Los semáforos fueron la solución adoptada para acabar con uno de los grandes puntos negros de la red viaria de Vilanova de Arousa. Otra de las opciones, que llegó a estar contemplada en más de un proyecto, era la construcción de una rotonda que sirviese no solo para facilitar las incorporaciones a la PO-549, sino también para reducir de forma drástica la velocidad en ese punto. Ese proyecto acabó siendo descartado, manteniéndose la regulación semafórica que, cada cierto tiempo, presenta deficiencias como la actual.