El dar por bien pagado el precio de una entrada para un gran espectáculo no solo depende de los que se suben al escenario. El éxito de la crítica abarca mucho más que lo que salga de las cuerdas vocales del o la cantante o de la acertada interpretación de sus músicos. La producción, con todo lo que ello engloba, se ha convertido en el resultante de la fórmula mágica. De ello saben mucho en el River Sound Festival de Zaragoza, evento para más de 45.000 personas y que ha encontrado sus alquimistas en tres vilagarcianos con una extensa trayectoria profesional en producciones de primer orden.

Jorge Iglesias, Carlos Rodríguez y Pablo Jueguen han vuelto a ser los vigías del excelente funcionamiento de la cita zaragozana que coincide con la presencia de más de 2.500.000 personas en la capital maña con motivo de las fiestas de El Pilar. En sus manos se han puesto hace escasas semanas grupos del nivel de Love of Lesbian, Taburete, Hombres G o Dorian, entre muchos otros.

Allí Carlos, como director de la parcela técnica, es el encargado de decidir iluminación, horarios, escenarios, entradas y salidas... convirtiéndose en el auténtico rey del backstage. Por su parte Jorge es el máximo responsable en materia de infraestructura del festival. Es él quien diseña el montaje de escenarios, carpas y distribución con Pablo como responsable y coordinador de la ejecución de los trabajos con un equipo de personas a su disposición. Por encima de ellos en el organigrama, en ese evento con capacidad para más de 45.000 personas diarias, solo figuran el promotor y la directora del RSF, una concentración de nueve días de música para todas las edades y estilos en seis escenarios en otras tantas carpas distintas.

El desembarco maño de la expedición vilagarciana se fraguó hace cuatro años. Jorge fue el que abrió el camino, "conocía a una empresa de Huesca que se iba a encargar del montaje y me llamaron. Les dije que necesitaba gente de mi confianza para asumir todo aquello y llamé a Carlos y a Pablo".

El último trabajo en conjunto de estos tres especialistas en materia de grandes espectáculos solo ha supuesto una muesca más en una extensísima sucesión que se inició en sociedad allá por 2006 cuando Jorge y Carlos coincidieron en Santiago en XXL Producciones. Los comienzos de Pablo fueron como trabajador de ETT para conciertos, aunque sus capacidades enseguida le abrieron las puertas a los grandes escenarios.

Dedicado al sector de la infraestructura desde hace 25 años, Jorge Iglesias se inició en el montaje de carpas. Todavía recuerda producciones que le abrieron el salto a los grandes eventos como la presentación en el circuito del Jarama de la compra de Pegaso por parte de Iveco o la instalación de bases para más de 15.000 peregrinos en diferentes puntos desde Roncesvalles hasta su Compostela natal.

Desde entonces ha sido parte muy importante en la puesta en escena de conciertos como el de Rolling Stones celebrado en el Monte do Gozo para 30.000 personas, la gira de Julio Iglesias por Portugal o la de Les Luthiers. Otros nombres de grandes a nivel mundial en los que ha estado trabajando en su puesta en escena son los de Guns and Roses, Metallica, AC DC... Incluso recuerda una anécdota con el batería de Metallica en Barcelona, "hacía footing antes de cada concierto y quiso saltar una valla en la zona del Puerto Olímpico. Le dije que eso no se podía hacer por seguridad para defender al trabajador de puertas que se lo había impedido y me encontré con una situación curiosa y hasta simpática que al final se resolvió".

Una gira de Fito y los Fitipaldis fue el primer trabajo conjunto de Jorge y Carlos. Recuerda éste que "nos encargábamos de todo el montaje para el concierto siguiente y el desmontaje del anterior. Movíamos dos escenarios y eran cuatro días a la semana de trabajo para dos conciertos". Era el año 2006 y poco después asistieron desde dentro a los mejores años del Festival de Benicassim.

Los excelentes trabajos realizados les abrieron más puertas. Sin ir mas lejos Carlos es el responsable de infraestructuras del Port América y Jorge lleva desde hace dos años guiando el crecimiento en Viveiro de un espectáculo de la talla del Resurrection Fest. Pablo, fiel escudero en labores de intendencia, tiene muy claro que "para hacer las cosas bien tienes que ser más festivalero todavía que los que están delante del escenario".