A Illa y Cambados se volcaron ayer con la celebración del Samaín, fiesta que se ha extendido por todo el mundo gracias a la versión norteamericana, que se conoce como Halloween. En los dos municipios siempre se han volcado con esta fiesta, en la que los grandes protagonistas son los más pequeños.

Todavía no había oscurecido ayer cuando en las calles de A Illa comenzaron a aparecer todo tipo de monstruos, desde vampiros hasta momias, pasando por las tradicionales brujas, a cual de ellos más tétricos.

El objetivo no era otro que el de participar en el tradicional desfile de Samaín que, desde hace casi una década, recorre las principales calles del municipio en un tétrico viaje que nunca deja indiferente a todo aquel que se cruza en su camino.

Al igual que en años anteriores, los participantes fueron varios centenares, que comenzaron su desfile a las 18.00 horas en las inmediaciones de la casa consistorial.

Por delante les quedaba un recorrido que les llevaría a través de las calles Ribeira de Chazo, Sor Aurora, Priorato, Fabal, y avenidas de A ponte y Castelao, antes de regresar al punto de partida.

Abriendo el desfile iba la principal novedad de este año, una gran calabaza totalmente iluminada para crear el ambiente necesario en una fecha tan señalada como esta. Todo ello, acompañado de fondo musical y con la posibilidad, que muchos no desaprovecharon, de hacerse fotos con la gran estructura. El negro fue el color predominante en todos los participantes, incluyendo también un buen número de personas con las caras pintadas.

Al final del trayecto, y para espantar el frío, les aguardaba una gran chocolatada, amenizada con música para poder mover el "esqueleto". Los grandes protagonistas de esta jornada fueron los niños, un protagonismo que van a repetir mañana, en el Día de Pedir, una tradición que todavía se mantiene en A Illa y que lleva a los más pequeños a visitar todas y cada una de las puertas del municipio para pedir "unha esmoliña polos defuntiños que van alá".

Otro municipio que se volcó con la celebración del Samaín fue el de Cambados, donde la fiesta se concentró en el entorno de la biblioteca municipal Luis Rei. Allí, a partir de las 17.30 horas, comenzó una fiesta de Samaín a la que los monitores de Cultura del Concello de Cambados hicieron el decorado, al que se sumaron un buen número de calabazas elaboradas por los propios vecinos.

Todas estas calabazas estuvieron de exposición durante el acto y participaron en un concurso en el que se eligió la más original a través de los votos de Facebook.

Los jardines de la biblioteca Luis Rei estuvieron durante las tres horas que duró la fiesta totalmente abarrotados de personas disfrutando de la música y de las diferentes actividades que se organizaron, en un ambiente relacionado con los motivos que caracterizan al Samaín: el terror y las imágenes tétricas.

El lugar elegido para la fiesta también acompaña, como reconocía ayer el edil de Cultura, Víctor Caamaño, "gracias a los árboles centenarios y a las vallas que rodean el jardín, creando un ambiente adecuado para este tipo de celebraciones".

La fiesta de Samaín se trasladó del parque de Torrado a la biblioteca municipal hace ya tres años, un cambio que Caamaño no duda en calificar de "muy acertado por la vistosidad que se consigue en este entorno".