Las bateas de mejillón y ostra no solo generan riqueza desde el punto de vista de la producción acuícola en las rías gallegas, y muy especialmente en la de Arousa. También ejercen un papel destacado desde una óptica medioambiental, sobre todo cuando prestan la función de posadero o dormidero, sirviendo como lugar de reposo a infinidad de aves de todo tipo de especies, tanto residentes en la zona como llegadas a estas latitudes desde diferentes partes del mundo.

Las plataformas flotantes constituyen, en consecuencia, un observatorio especialmente recomendable para los amantes de la naturaleza en general, y muy particularmente para los ornitólogos y biólogos.

Entre ellos Xoán Diéguez, uno de los habituales en las tripulaciones del barco Chasula, que zarpa con frecuencia desde O Grove para buscar, observar y fotografiar aves.

Como se explicaba ayer, la llegada del mal tiempo hace que la salida prevista para el 12 de noviembre pueda ser la última del año para el pesquero-escuela patroneado por Isidro Mariño en aguas atlánticas.

Pero las actividades continuarán, precisamente para buscar aves en los posaderos de las bateas, "pues son el entorno ideal para su avistamiento e identificación, ya que en estos parques de cultivo flotantes están tranquilas y podemos observar con especial atención sus patas para tratar de buscar anillas e interpretarlas", explica Xoán Diéguez.

En este sentido, aclara que "con las últimas tendencias de anillamiento en plástico la lectura resulta más sencilla y podemos identificar con mayor facilidad el lugar de procedencia de los animales".

En buena lógica esto permite "estudiar sus rutas migratorias y los desplazamientos que efectúan cuando se encuentran entre nosotros", concreta el ornitólogo.

Incluso pone como ejemplo lo sucedido el domingo a bordo del Chasula, cuando "detectamos una especial abundancia de individuos anillados", entre ellos una gaviota cabecinegra "procedente de Hungría".

Y no solo eso, sino que en una sola batea de mejillón fue posible contabilizar 89 individuos de archibebe común, además de avistarse durante la expedición dominical del Chasula tanto charranes patinegros como dos tipos de cormorán, garzas reales, garcetas, vuelvepiedras, correlimos común y otras especies.

También deja constancia Xoán Diéguez de que "el entorno de O Grove se consolida como un hábitat de primer orden para muchas especies que una temporada más quieren pasar el invierno en Arousa y Galicia". Ni que decir tiene que esto es una bendición para los aficionados, que se disponen a afrontar meses de frenética actividad ornitológica.