Gabrielle von Hundelhausen, edil de medio Ambiente de A Illa, define el islote Areoso como "un lugar muy pequeño pero demasiado interesante que tenemos que preservar". y con ese objetivo se va a sentar en los próximas semanas con responsables de la Consellería de Medio Ambiente, ya que el Concello quiere perfilar, cuanto antes, las medidas de protección a aplicar de cara al próximo verano.

Consciente de que el islote puede estar entrando en una fase de degradación irreversible, que le lleve a separarse definitivamente, la edil de A Illa espera que la Consellería "tome cartas en el asunto y habilite esas medidas de protección que llevamos años reclamando para garantizar la pervivencia de la duna, del yacimiento arqueológico, e incluso, de una especie avícola como es la gavita, que anida en ese lugar y para la que la masiva presencia humana puede suponer un riesgo importante".

Entre esas medidas que se llevan tiempo reclamando destaca la de limitar los accesos, estableciendo algún tipo de control, como se lleva a cabo en espacios protegidos como Cíes, Ons o la playa de As Catedrais, donde la afluencia de personas está limitada a un número durante los meses de verano para evitar que puedan resultar dañados.

Otra cuestión que también estará encima de la mesa es la posibilidad de continuar con las prospecciones arqueológicas. Los resultados de los trabajos ejecutados por Tomos en la mámoa número 4 han sido muy importantes, por lo que no solo se debería continuar con este tipo de trabajos, desentrañando gran parte de los secretos que esconde el islote Areoso, sino que se deberían "tomar medidas de protección para aquellos monumentos que hayan sido descubiertos, tanto para minimizar el impacto de las mareas, como para evitar la acción humana".

Para Hundelhausen, tras la dinámica negativa en la que ha entrado Areoso se esconde la mano del hombre. "Es cierto que esa dinámica comenzó en los años 80 por efecto de las mareas, pero habría que ver si esas mareas fueron provocadas por la mano del hombre con la realización de rellenos en los puertos y otras actuaciones muy poco respetuosas con el medio ambiente", explica.

La propuesta que realizan desde A Illa también posee un importante trasfondo económico. No en vano, el islote está rodeado de concesiones marisqueras que gestiona la Cofradía de A Illa, unos espacios que suponen un importante nivel de ingresos para mariscadores y otras artes, como el buceo en apnea. La masiva concentración de embarcaciones en la zona siempre acaba provocando problemas en esos bancos marisqueros, algo que quieren evitar a toda costa desde el pósito.