En el rostro de los vecinos de Gondes y As Pereiras (Meis) todavía brilla el miedo. Otros, como Rosa Cores, aún se emocionan al rememorar la franja de fuego aproximándose a sus casas. El domingo regresaron a sus cabezas los fantasmas de agosto de 2006, cuando se vieron obligados a luchar casi en solitario contra el fuego que sitió las dos poblaciones durante dos días y medio. "Aquel año no hubo bomberos, pero esta vez sí, vino mucha gente", cuenta Higinio Fandiño, de As Pereiras.

Lo que no cambió con respecto a lo sucedido hace once años es que ambos lugares están rodeados por el monte, y que en él hay matorrales de hasta dos metros de altura. O había. "Aquí, al no haber concentración parcelaria todo son fincas pequeñas, y la gente no limpia", opina Rosa Cores. Otro vecino, Manuel Carballo, señala que "hay que pedirle al Ayuntamiento que haga algo con este monte, porque si no estaremos siempre en peligro".

Durante toda la mañana, Gondes y As Pereiras eran un ir y venir de gente, que detenía sus coches en medio de la pista para hablar con los vecinos, y que subía a los pinares para valorar los daños. "A mí se me quemaron 27 ferrados de tierra (unidad tradicional que equivaldría a más de 17.000 metros cuadrados)", la explicó un hombre a Fandiño. Entre tanto, un par de bomberos forestales que habían estado en el incendio de Xiabre hasta pasadas las seis de la mañana, atacaban unas llamas que habían sobrevivido a la lluvia nocturna y que querían devorar unos metros de helechos pegados a la carretera.

Uno de los vecinos más afectados fue Manuel Carballo. Su familia usa una finca de un hombre que vive en Portugal, y en cuyo interior tienen un galpón en el que guardaban un tractor, un remolque y una pala excavadora. Toda la parcela amaneció ayer calcinada, a excepción del galpón, que se mantuvo en pie. Carballo se la jugó para sacar del galpón el tractor y la pala, pese a que los guardias civiles ya habían empezado el desalojo. Cuando le vieron meterse entre el fuego le amenazaron con llevárselo detenido. "Claro que no se lo tomo a mal. Estaban haciendo su trabajo. Pero yo tenía que mirar por lo mío".

Pablo Millán, un joven de Gondes que salió por la mañana a dar una vuelta con su perro, aseguró que "por ahí arriba, por el monte, se ve todo quemado", y también lamentaba la existencia de fincas sin limpiar. "Entre eso y el viento que hizo el temporal, es que se propagó todo en diez minutos".

Higinio Fandiño y Rosa Cores fueron el domingo a visitar a unos amigos a A Coruña, "y de vuelta ya veníamos temblando". Recordaban lo sucedido hace 11 años, y además sabían el daño que el fuego había hecho en Vincios (Gondomar) "porque tenemos unos amigos allí y estuvimos hablando por teléfono con ellos". No obstante, cuando llegaron a As Pereiras, sobre las nueve de la noche, estaba todo en orden.

Pero la tranquilidad les duró poco. Rosa Cores estaba viendo la televisión cuando su hija entró en casa y le dijo que se veía un fuerte resplandor hacia el mirador de San Cibrán. La mujer salió y sus peores presagios se cumplieron. Lo primero que hizo fue alertar al vecindario. A los pocos minutos, las hojas quemadas de los árboles ya sobrevolaban su casa. Había empezado el horror.