La temporada de caza menor ha sacado a los montes de O Salnés y Umia alrededor de un millar de escopetas de las diecisiete asociaciones que dirigen los "tecores" o cotos privados de ambas comarcas. A las nueve de la mañana se oyó el primer disparo y caía la primera pieza, la única que en toda la mañana abatieron dos vilagarcianos asociados en "Karsita".

Pedro Rodríguez, secretario de este colectivo, acudió también a Xiabre con otros dos amigos y sus canes. "Hay poca caza pero lo hemos pasado en grande viendo disfrutar a los perros y lo astutos que son los conejos". Al final capturaron dos piezas que "de momento" irán al congelador.

En Armenteira la cosa pinta algo peor, pues a los problemas de sequía se une que han detectado un brote de virus hemorrágico "que esquilmó al menos el 70% de la repoblación de conejo".

En suma que la temporada empieza con ciertos recelos sobre cómo se comportará el tiempo. "Hace falta que venga algo de frío y llueva porque la tierra se notaba muy caliente esta mañana", recordaba el directivo vilagarciano.

Al dios de la lluvia también claman desde Armenteira pues además de mejorar las condiciones para cazar es un tiempo propicio para erradicar la peste que han observado en sus 1.770 hectáreas de actuación.

Del problema han dado cuenta a Medio Ambiente pero los ténicos tienen muy difícil comprobar la certeza de esta estadística pues conejos y gazapos suelen morir dentro de la propia madriguera, a diferencia de cuando les ataca la mixomatosis y "caen" en cualquier parte del monte.

El caso es que ayer se abrió una veda en la que los aficionados podrán capturar conejos, perdices, zorros, faisanes o palomas torcaces todos los jueves, domingos y festivos hasta el 6 de enero, tres meses en los que esperan cobrar un buen número de piezas aunque ahora hay menos hombres en el monte que hace ocho o diez años.

Los datos revelan que la afición por la caza mengua cada año que pasa. En Medio Ambiente indican que si en los años noventa se apuntaban para una batida de jabalíes en O Grove una cuadrilla de 50 personas "ahora resulta difícil encontrar a diez dispuestos".

Esa es la tendencia que se observa especialmente en la caída de las licencias de armas de caza, pero sobre todo en el número de personas que acuden cada año al monte al no registrarse el relevo generacional de antaño.

"Muchas de las licencias se mantienen para conservar la escopeta, lo que no quiere decir que todos los socios de tecores salgan al monte; en la juventud se ve menos afición porque esta actividad deportiva no está tan en boga como antes", señalan en el departamento autonómico.

Pero los que quedan en colectivos como Rías Baixas, Maruxía, Corazón do Salnés, Karsita, Castrelo, A Illa, O Grove, Barro así como en Caldas, Moraña o Cuntis siguen manteniendo ese espíritu festivo que les lleva a participar en las batidas de conejo, zorro y aves desde el primer día de la campaña. "Lo que menos nos preocupa a los cazadores es matar una pieza, lo que buscamos es andar, caminar un montón de kilómetros por el monte y ver lo bien que se lo pasan los perros por la astucia que demuestran los conejos corriendo delante de ellos", explica el vilagarciano Pedro Rodríguez.

Por eso llegan al alba y esperan a que haya luz suficiente para "evitar cualquier riesgo con otros cazadores o personas que puedan estar cerca", explica el secretario de una asociación que integra a 165 personas que durante el año protegen el monte Xiabre que este año se ha salvado de los incendios que asolan Galicia. "El matorral ha crecido de forma sostenida y si no hay fuegos el próximo año, si continúa esta tendencia, podremos cazar también en las zonas arrasadas por el fuego en 2016 siempre que la Xunta nos dé autorización", explica.

En los montes de Armenteira y Meaño la situación es muy parecida pues la "temporada ha empezado muy floja, pero si cambia el tiempo puede mejorar". En sus cotos abatieron el pasado año cerca de 250 conejos una cantidad que se aleja de las expectativas que observaron ayer en el Tecor Corazón de Meaño. "El monte está seco y los perros no encuentran el rastro, además de la enorme mortandad que venimos observando desde el mes de septiembre", afirma uno de los responsables del colectivo que recuerda que los conejos estaban vacunados "pero la cepa debe ser distinta como pasa con la gripe".