Por sucesivas rebajas del tipo impositivo que se hagan, los vecinos de Vilagarcía no pagarán menos por sus recibos del IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles). Y es que la revisión catastral impulsada en 2012 por el Partido Popular conlleva un incremento de los valores de las propiedades a un ritmo de un 10% anual -durante una década-, según explican desde el Concello. Por tanto la reducción del gravamen del actual 0.55 al 0.53 en 2018 -de aprobarse en pleno- no logrará compensar la subida debido a lo que los grupos de izquierda tildan de "catastrazo".

Alberto Varela llegó a la Alcaldía en 2015 con un coeficiente del IBI al 0.60. En sus primeros presupuestos -2016- redujo el tipo impositivo e hizo lo mismo en 2017, llegando al 0.55. En su propuesta inicial para 2018 planteaba una rebaja al 0.54, pero el BNG -grupo en el que el PSOE suele apoyarse para sacar adelante sus asuntos- ya le ha dejado claro que para contar con sus votos favorables es necesario disminuir el tipo al menos hasta el 0.53, con la mirada puesta en alcanzar el 0.50 al final del mandato, el cual expira en 2019. El portavoz nacionalista, Xabier Ríos, se reunió esta semana con el regidor socialista para abordar este asunto, logrando una buena receptividad por parte del primer edil.

Por tanto la reducción del tipo impositivo del IBI en dos puntos ayudará a mitigar la subida consecuencia de la revalorización catastral, al igual que ya lo hizo en 2016, pero no es suficiente para que los contribuyentes paguen menos por el impuesto que grava la propiedad de inmuebles.

El IBI es el tributo de mayor repercusión para las arcas municipales. La previsión del Concello de Vilagarcía para 2016 era recaudar 6,3 millones de euros en IBI urbano, pero debido -sobre todo- a la morosidad que persiste entre los vecinos los ingresos reales fueron de 5,7 millones de euros, según recogen los informes municipales. Esto se traduce en que Ravella dejó de ingresar más de medio millón de euros.

No obstante, el Concello goza de buena salud económica, por lo que puede permitirse una reducción del gravamen del IBI y la congelación de la práctica totalidad de laos impuestos. Prueba de ello es que terminó 2016 con un superávit de 4,5 millones de euros. Una parte importante se ha destinado a liquidar el Plan de Pago a Proveedores, lo que permite reducir la deuda.