Llegó a A Illa poco tiempo después de convertirse en párroco, un 2 de noviembre en el que cruzó, a lomos de la antigua motora, el estrecho canal que separa el municipio del continente. Durante seis décadas, se granjeó la amistad de muchos vecinos del municipio y eso se notó en el día de ayer, cuando más de 200 personas abarrotaron el salón de actos para asistir al homenaje que le tributó toda la corporación. Uno de los grandes responsables de este homenaje fue el joven sacerdote Víctor Suárez, que comenzó su carrera religiosa de la mano de Don Olimpio, siendo uno de los monaguillos de San Xulián.

Tras ser recibido a las puertas del consistorio por el alcalde y por un nutrido grupo de sacerdotes de toda la comarca, el párroco fue recibido con aplausos y vítores a su entrada en el salón de plenos de A Illa para sentarse ante una corporación a la que, prácticamente, bautizó o casó a todos sus integrantes. Fue Suárez el que comenzó a explicar los motivos que han llevado a la puesta en marcha de este homenaje. "Nunca fue partidario de halagos, pero creo que es necesario reconocer la trayectoria de Don Olimpio y agradecer de corazón todo lo que hizo en A Illa, porque los homenajes se deben realizar en vida", explicó Suárez, que tuvo tiempo para contar algunas de las anécdotas que vivió con él "cuando formaba parte de ese cuerpo de elite que acostumbran a ser los monaguillos, a los que nos enseñó el sentido de la responsabilidad, la puntualidad, y sobre todo, la de trabajar". También destacó una de sus grandes virtudes, "la de estar dispuesto a ser indulgente siempre y cuando se dijese la verdad".

Además del sacerdote, también intervinieron los portavoces municipales. Juan José González Vázquez, portavoz del Partido Popular, agradeció "estos 63 años de una vida llena de servicio y entrega a este pueblo en situaciones, muchas veces, bastante difíciles y complicadas, pero de usted siempre quedará el testimonio de su trabajo, por lo que siempre estará visible en esta iglesia".

Visiblemente emocionado, Don Olimpio no dudó en levantarse de su asiento para lanzar un agradecimiento "por todos estos años de cariño porque siempre he estado a gusto". Desde su retirada, el párroco no reside en A Illa, pero siempre que pueda, tratará de regresar porque "os llevo a todos en el corazón y en mi recuerdo".

Después de una nueva ovación, el público se trasladó a la iglesia de San Xulián de A Illa para celebrar un acto religioso previo a la comida de confraternización que se celebró en el Hotel Tamanaco. En ella participaron unas 200 personas, entre ellos, varios religiosos de parroquias próximas y un buen número de los antiguos feligreses de Don Olimpio. Queda pendiente el expediente de honras y distinciones, que la corporación inició ayer para premiar los años de entrega del párroco.