La extracción de resina de pino se inició en O Salnés en el verano de 2014. La experiencia de San Lourenzo de Nogueira (Meis) fue una de las primeras de Galicia, pero la actividad no ha cuajado finalmente en la comarca arousana. Las razones se deben tanto a los recelos de algunas comunidades de montes, que temen que la resinación dañe los árboles, como a otros factores, como la abundancia de eucalipto, o el menor tamaño de las parcelas. Así lo considera al menos Xián Santos, vicepresidente de Arega 16, la primera asociación de resineros creada en la comunidad.
"Hemos recibido muchas llamadas de particulares interesados en tener su propia producción, pero son sobre todo de gente de la provincia de A Coruña. Aquí es más complicado por el minifundio y la abundancia de eucalipto", plantea Santos. De hecho, aunque la experiencia se inició prácticamente en Meis en el verano de hace tres años, en los últimos años ya no se resinó nada en O Salnés.
La resina se utiliza para múltiples finalidades, como la fabricación de colas o barnices. Las industrias que están comprando el producto a los resineros gallegos se encuentran en Castilla León.
Un oficio al alza
El oficio está al alza, como lo demuestra el hecho de que casi todos los meses haya al menos un par de cursos de formación para nuevos resineros. El próximo habrá otros dos, uno en la costa de la provincia de Lugo, y otro en Boiro. En Barbanza, esta explotación forestal parece haber despertado mucho mayor interés que en la banda sur de la ría arousana. La actividad también ha sido bien recibida en Caldas.
Así, poco a poco crece el número de comunidades de montes que ofrecen parcelas suyas para la extracción de la resina del pino, pero O Salnés se mantiene al margen de este nuevo nicho económico. Tampoco los particulares parecen muy interesados en este trabajo, que según Xián Santos puede significar un buen complemento para la economía familiar con un millar de árboles.
"Para que la actividad resulte rentable y poder dedicarse a ella en exclusiva hacen falta entre 4.000 y 5.000 pinos. Pero si lo que se busca es conseguir un complemento económico para la familia, con unos 1.000 pueden bastar".
En lo que respecta a la presente campaña, Santos pretende seguir trabajando mientras el tiempo acompañe, si bien la temporada fuerte es entre la primavera y el verano.
A falta de hacer balance definitivo, calcula que ha obtenido ya unos dos kilos y medio de resina por cada pino, con lo que "no hemos notado en exceso la sequía". "En cuanto a rentabilidad de producción creo que ha sido una campaña bastante buena", prosigue. Las empresas pagan de media un euro por cada kilo de savia, y las comunidades le cobran a los resineros, también de media, unos 15 céntimos por el alquiler de cada árbol.
Lo que han hecho algunas comunidades de montes es asumir ellas mismas la extracción de la resina, para lo cual se procedió a la contratación de vecinos en paro de sus parroquias. Es el ejemplo de Mougás, en Oia, o de Baroña, en Porto do Son, con lo que también se ha propiciado una finalidad social en el vecindario.
