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El costoso puente sobre el Umia que pocos cruzan

La Xunta invirtió 500.000 euros en un viaducto infrautilizado

Entrada al puente desde la parte de Paradela, en Meis, ayer. // Iñaki Abella

Entre Baión (Vilanova) y Paradela (Meis) existe un puente que poca gente conoce. Se trata de un viaducto inaugurado en mayo de 2003, y en el cual la Xunta de Galicia invirtió más de 560.000 euros. 14 años después, se trata de una infraestructura claramente infrautilizada, y que en algunos aspectos presenta las taras típicas de una carretera en la que el mantenimiento no es muy exhaustivo.

La historia del puente entre Paradela y Baión empezó a escribirse cuando los vecinos de Romarís -un lugar perteneciente a la parroquia vilanovesa- pidieron una forma de comunicarse con Paradela más rápida y segura. Las relaciones de vecindad y parentesco entre ambas parroquias siempre fueron muy fluidas, de ahí que haya familias que tienen tierras o parientes del otro lado del río Umia.

El alcalde de Vilanova, Gonzalo Durán explica que "los que tenían tractores se quejaban de que para ir al otro lado del Umia tenían que ir a dar la vuelta a la carretera de Pontevedra o a Pontearnelas. Además del rodeo, suponía para ellos un peligro ir con el tractor por la carretera de Pontevedra".

La demanda de los vecinos en Romarís la recogió Juan Carlos Rey Fontán, que era entonces concejal de la parroquia de Baión. En el Concello de Meis también vieron con buenos ojos la idea, y se plantaron en el despacho de José Cuiña. El aquel entonces "delfín" de Manuel Fraga era conselleiro de Obras Públicas y aceptó la demanda de O Salnés. Después de todo, Paradela y Baión ya habían estado unidas por un antiguo puente colgante, ya desaparecido, situado junto a la playa fluvial de Pago Negro.

Pero el proyecto se hizo a lo grande. Eran años de abundancia en las arcas públicas, y la Xunta no escatimó en recursos, diseñando un ancho puente que costó más de medio millón de euros de la época. Sin embargo, saltaba a la vista que los accesos no estaban a su altura, y que mientras no se arreglasen no sería una alternativa vial de peso más que los vecinos de algunas aldeas de Paradela y Baión.

Si bien en Meis ya se habían trazado los viales de la concentración parcelaria, en Baión el proceso todavía no está terminado. El resultado es que, 14 años después de la inauguración, llegar al puente por la parte de Paradela se convierte en una misión complicada para quien no sea de la parroquia y no conozca mínimamente el laberíntico trazado de los viales.

Pero aún es más desalentador ir, si cabe, por Baión, ya que la estrecha pista que lleva al puente -el conocido como Camino Francés que sale de Pontearnelas- está llena de remiendos y en algunos tramos de vegetación de la fincas, muchas de las cuales están sin cultivar.

Durán explica que el proyecto de reordenación vial de la zona estará incompleto mientras no se termine la apertura de los viales de la concentración parcelaria de Baión, que permitiría trazar, junto al puente, una carretera paralela a la PO-531 (Vilagarcía-Pontevedra) desde Ande, en Rubiáns, hasta Lois, ya en Ribadumia. "La Xunta tiene ahora los viales a exposición pública", señala el regidor.

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