La conselleira do Mar, Rosa Quintana, visitó ayer en la ría de Arousa una batea perteneciente a la Organización de Productores de Mexillón de Galicia, Opmega, donde destacó que las descargas de este bivalvo aumentaron en la comunidad autónoma más de un 33% en el primer semestre del año con respecto al mismo período del ejercicio de 2016. Según los datos aportados por la titular del departamento marítimo de la Xunta de Galicia, en los seis primeros meses de 2017 se descargaron casi 80.000 toneladas de mejillón frente a las 60.000 del año anterior.

Teniendo en cuenta los datos de 2016, el último año del que se disponen de cifras oficiales cerradas, la conselleira destacó el aumento de casi un 6% de las descargas con respecto a 2009, que pasó de más de 225.000 toneladas a las 239.000 del último ejercicio económico. En este sentido Rosa Quintana hizo hincapié en el aumento de la facturación alcanzada en estas dos anualidades ya que supuso un 19% más en 2016 con respecto a 2009, pasando de 88,6 millones de euros a más de 109 millones de euros.

"Apostamos por seguir siendo una comunidad líder en el ámbito del cultivo del mejillón", declaró Quintana tras adelantar que hoy el Consello da Xunta de Galicia evaluará un informe en el que se da cuenta de la aprobación de las ayudas de inversiones productivas en la acuicultura de 2016. Explicó que se concedieron 64 ayudas por importe de 1,7 millones de euros de las cuales más del 82% fueron para mejilloneros.

Quintana destacó el potencial del sector mejillonero como máximo exponente de la acuicultura en Galicia. Por este motivo, y de cara a simplificar los procesos administrativos, la conselleira recordó que la Xunta amplió el plazo de duración de las concesiones de ocupación de dominio público marítimo-terrestre, fundamentalmente bateas de mejillón, de 30 a 50 años, en consonancia con la Lei de Costas del Estado y al amparo de la Ley de Medidas de Acompañamiento que entró en vigor en febrero. Además, en la primera legislatura la Xunta puso a cero los contadores de las concesiones mejilloneras para que sus dueños pudiesen seguir trabajándolas.