Desde que comenzaron las excavaciones en el yacimiento de Cálago, en Vilanova de Arousa, los resultados no han dejado de sorprender a los arqueólogos, ya que están siendo más espectaculares de lo previsto. El último de ellos se registró ayer, cuando los técnicos se encontraron con restos de cerámica castrexa, posiblemente del siglo IV antes de Cristo, en las catas que se realizan en la zona de la terraza. Este hallazgo se registró por debajo de la capa romana, lo que podría ser un indicio de que la terraza ya estaría habitada antes de la llegada de la romanización, al igual que la croa.

El resto de cerámica encontrado por los arqueólogos correspondería a una pieza de considerables dimensiones, que se utilizaría para almacenaje, probablemente de líquidos o de comida. Pertenecería a una pieza de cerámica catalogada como "negra castrexa", conocida así por el tipo de cocción que recibía, y que fue decorada con elementos en zig-zag y un cordón con incisiones.

Las excavaciones finalizarán esta misma semana, pero no así los trabajos que vienen realizando los arqueólogos, a los que les queda por delante un intenso mes de septiembre para elaborar la memoria y la descripción de la parte técnica de los trabajos realizados en Cálago, que se verá reforzado con tomas aéreas de detalle y una microtopografía de la croa y la terraza. A ello se suma la digitalización de registros, documentos todos ellos que servirán de base al proyecto arqueológico que quiere preparar el Concello de Vilanova, y que se acometería el próximo año. Ese documento tiene que estar preparado antes del día 30 de este mismo mes.

Una de las cuestiones que más han llamado la atención de los trabajos arqueológicos que se desarrollan en Cálago ha sido la oportunidad de disfrutar de visitas guiadas al yacimiento. Desde el primer día que se pusieron en marcha, han sido muchos los vecinos de Vilanova que se han acercado al lugar para recibir, in situ, datos de la actuación que se está desarrollando, lo que se ha encontrado en las cuatro catas que se han realizado y los posibles elementos que se pueden encontrar bajo el subsuelo de este entorno.

No en vano, estas excavaciones comenzaron con la búsqueda de un antiguo monasterio que inauguró San Fructuoso en el siglo VII, pero ya han ofrecido datos de la existencia de ocupación más de mil años antes, con anterioridad a la llegada de los romanos a Galicia.