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La presencia española se remonta a los años ochenta

Los militares regresan al puerto de Pedras Negras. // Muñiz

La presencia española en la Antártida se remonta a los años ochenta, cuando se instaló en la isla Decepción el refugio militar Gabriel de Castilla, "para apoyar los trabajos de investigación y levantamientos topográficos que allí se estaban realizando en ese momento". Se ahí surgió la base militar del mismo nombre, gestionada por la División de Operaciones del Estado Mayor del Ejército de Tierra. Cuenta con apoyo del buque de investigación oceanográfica "Hespérides", completándose la presencia española en el continente helado con la base Juan Carlos I, gestionada por la Unidad de Tecnología Marina del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Se abrió en 1988 en la costa sureste de la isla Livingston, en el mismo archipiélago de las Shetland del Sur, a unas 20 millas de navegación de la base Gabriel de Castilla. El objetivo de tales instalaciones es "apoyar las actividades de nuestro país en la Antártida, en el marco de los proyectos de investigación que coordina el Subprograma de Nacional de Investigación Polar (SNIP)".

La campaña para la que van a prepararse los soldados desplazados a O Grove para adiestrarse va a tener lugar -como siempre- coincidiendo con el verano austral, desde mediados de noviembre hasta principios de marzo.

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