Habitualmente, la Praza de Galicia se sitúa como el punto neurálgico que concentra la mayor parte de la fiesta. Sin embargo este año más que nunca, la celebración abandonó este enclave y se extendió por diversos puntos de la localidad, facilitando en gran medida el acceso al agua y la movilidad por el municipio.

Las calles de la zona de A Baldosa y la Alameda fueron una fiesta continua gracias al espectáculo musical y las grandes dosis de agua lanzadas por los establecimientos de la zona. Por su parte, el bar Neptuno concentró a cientos de jóvenes que, como dice la canción, en vez de agua pedían alcohol, mientras que la Praza de Ravella fue el punto de encuentro de los pequeños.