A partir del próximo otoño, O Grove dispondrá por fin de un semáforo de pulsador que garantizará la seguridad de los peatones en la entrada de la localidad. Se trata de una demanda que los vecinos vienen reclamando desde hace bastante tiempo, pues el tráfico en la zona es denso, sobre todo durante la temporada estival y los coches que circulan por Xoán XXIII lo hacen normalmente a gran velocidad. La instalación corre a cargo de la Xunta de Galicia, que también realizará en el municipio otro tipo de mejoras una vez finalizado el verano. El dispositivo viene a sustituir así a los antiguos semáforos recaudatorios que tanta polémica generaron en la península. Al menos, esta nueva señalización tendrá un fin más preventivo.

En cuanto a las carreteras gestionadas por el gobierno autonómico, el concello ha solicitado a la Xunta que actúe "con urgencia" en los viales de su titularidad, ya que muchas de ellas presentan deficiencias en estos momentos, entre los que se encuentran la carretera que une A Lanzada con San Vicente, que a estas alturas del verano acumula maleza en aceras y arcenes, pero que sobre todo necesita una intervención que garantice la seguridad de los viandantes en los accesos a las playas.

El gobierno autonómico se comprometió ayer a estudiar la viabilidad de instalar badenes y pasos de peatones en la carretera de Balea, y confirmó el asfaltado de la carretera para el próximo mes de septiembre, ya que en estos momentos están realizando obras por toda la comarca.

El alcalde del municipio, José Antonio Cacabelos, valoraba ayer de manera positiva la disposición y compromiso de la Xunta de Galicia para llevar a cabo las obras que corresponden a espacios que son gestionados por el ente autonómico, "ya que la dejadez de esas zonas provoca una mala imagen a los turistas que visitan la localidad". Por este motivo el regidor requirió ayer al delegado territorial José Manuel Cores Tourís, una mayor constancia en el mantenimiento y limpieza de los viales.

Ruido en Ardia

El ruido provocado por el reciente asfaltado de Xoán XXIII es otro de los problemas a los que el concello trata de poner solución, instando al gobierno autonómico a realizar nuevas mediciones, puesto que la molestia que los vehículos ocasionan a los vecinos es constante, "y en ocasiones ni siquiera nos deja dormir", indicaba en los últimos días un propietario. Según confirman desde la Xunta, las mediciones realizadas indican que no se superan los límites de decibelios establecidos. Aún así, existe un compromiso en firme de realizar durante los próximos días un "barrido" de la carretera para retirar la grava que haya quedado suelta en el momento del asfaltado, para comprobar si así se reduce de alguna manera el problema.