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Francisco Dovalo: "El Encontro co Viño de Autor le cuesta más de 1.000 euros a cada bodeguero"

Meaño acoge desde el viernes una nueva cita con los caldos artesanos

Francisco Dovalo, en Meaño. // Iñaki Abella

La vigésima edición del Encontro co Viño de Autor, que abre este viernes sus puertas, se ha organizado a última hora, deprisa y contrarreloj. La falta de ayudas económicas lastra un certamen que reunirá este año a albariños de nueve pequeñas firmas, en su mayoría meañesas, así como un tinto portugués de la bodega Mont´Alegre, de la región del Duero. Sin duda, una excelente ocasión para que el público se acerque a esos otros albariños que son los que hacen los bodegueros artesanales. Uno de ellos es Francisco Dovalo López, un vecino de Dena que embotella el "Cabaleiro do Val", y que es el impulsor de la Asociación de Bodegas Artesanas Rías Baixas, entidad que, excepto un breve paréntesis, preside desde 1997.

--¿Cuánto de cerca estuvo de no celebrarse este año el Encontro co Viño de Autor?

--Estuvo en el filo, tanto que lo organizamos en menos de quince días.

--¿Y por qué esperaron tanto a última hora?

--Porque estábamos pendientes de la resolución de las subvenciones que habíamos solicitado, y que al final no llegaron. Y organizar este Encontro sin más financiación que la del Concello nos va al bolsillo, y mucho.

-¿Cuánto dinero calcula que "le va al bolsillo" a cada bodeguero?

-Entre vino y dinero cada bodeguero pone encima de la mesa más de 1.000 euros, que se dice pronto, y sin contar luego el trabajo personal de cada uno de nosotros durante esos cinco días.

-El Concello se ha comprometido a pagar algún gasto a mayores de la subvención de 4.000 euros. ¿Cuánto dinero más aportará y que conceptos costeará?

-No me lo dijeron ni a mí, sólo tenemos la palabra de la alcaldesa de que van a pagar algo a mayores.

-¿No le da la sensación de que el Encontro vive a la baja en los últimos años?

-Puede ser, pero es por un tema económico. Costear un presupuesto, que ya hemos abaratado al máximo para que quedase en unos 15.000 euros, y sin ninguna subvención de la Xunta? ¡La gente se quema! Aunque es cierto que luego desde el Concello me dijeron que la Consellería sí abonó alguna factura de las que habíamos presentado al Concello el pasado año.

-En esta edición tendrán también un vino portugués. ¿Es el anuncio de que el Encontro se abre ya a otras denominaciones de origen?

-Eso es algo que tendrá que decidir la próxima directiva, al igual que la solicitud de que la fiesta sea declarada de Interés Turístico el próximo año, al superar con esta las 20 ediciones. Después de la cosecha, y antes de que acabe el año, tendremos elecciones. Yo lo quiero dejar, son muchos años.

-El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo animaba a los bodegueros hace unos días en Cambados a la exportación de sus caldos. ¿Exportan las bodegas artesanas de la asociación?

-Algo hacemos. En mi caso este año envié dos palés, que suman unas 1.000 botellas, para Estados Unidos. Tenemos dos distribuidores norteamericanos que nos están comprando pequeñas partidas a unas seis bodegas de la asociación. También mantuve contacto este curso con un importador rumano y otro británico? Estamos en ello.

- Dicen que lo peor de la crisis ha pasado y que las ventas de vino comienzan a crecer. ¿Lo perciben ustedes?

-Para nada. Hubo un momento a finales del pasado año en que repuntaron algo, pero ahora han vuelto a caer de manera brutal, llevamos un trimestre que no facturamos nada.

- No parece muy optimista con el futuro de las pequeñas bodegas.

-¡Las nuevas generaciones tendrán que moverse! El problema gordo de la denominación de origen es que no se mima al viticultor, incluso se habla de bajar el tope de producción... ¡Para que sobre más uva y caigan aún más los precios! Y si la uva no recupera precio, los vinos tampoco. Si los distribuidores de vino supiesen a como se paga la uva en Rías Baixas tirarían aún más los precios de su oferta.

- ¿Cómo se presenta la cosecha?

-En cantidad y calidad similar a la del pasado año, quizás algo más. Cierto que en la mayoría de las parcelas la uva está en buen estado, pero también hay otras en que se ve muy tocada. Y estas últimas no son precisamente de los pequeños viticultores, sino de empresas fuertes, lo que demuestra que cuidar la viña no es fácil: a las grandes bodegas le sale más barato comprar la uva que cuidarla ellos.

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