Cerca de 40 personas participaron ayer en una inusual protesta, consistente en una marcha a pie desde el Ayuntamiento de Vilagarcía hasta el Hospital do Salnés. La mayoría de ellos eran celadores del centro sanitario arousano, que demandan una ampliación de personal y la dignificación de su trabajo. Les acompañaban representantes de la junta de personal del Hospital, familiares y allegados.

Los celadores tienen diversas funciones. Una de ellas es el traslado de los pacientes por el interior del hospital, cuando necesitan ir en silla de ruedas o camilla. También participan en el aseo personal de quienes están encamados, y les ayudan a levantarse. Que haya un número suficiente de celadores ayuda a que puedan realizarse en el menor margen de tiempo posible tanto las operaciones -pues colaboran con el anestesista para la colocación del paciente- como las pruebas diagnósticas que exigen el traslado de sala del paciente, como las de radiología.

Según un estudio de 2008, el Hospital do Salnés necesitaría una plantilla de 30 celadores para poder prestar un servicio de calidad, pero en la actualidad solo cuenta con 25, a pesar de que el trabajo ha aumentado, puesto que hay más quirófanos y se ha construido un nuevo pabellón sanitario.

La protesta de ayer de los celadores se inició sobre las 9.00 horas con una concentración delante de la casa consistorial de Vilagarcía. Allí recibieron la visita de los concejales del BNG y de la diputada autonómica nacionalista Montserrat Prado, que ya ha llevado su problema al Parlamento gallego a través de una iniciativa. Finalmente, fueron recibidos por el alcalde, Alberto Varela, que se puso a su disposición para ayudarles en lo que estuviese en su mano.

Poco después de las 9.30 emprendieron la marcha hacia el Hospital. Por el camino, iban entregando unos folletos a los vecinos con los que se cruzaban por la calle, en los cuales explican su problemática y sus reivindicaciones. Portaban unos carteles humorísticos, que algunos llevaban pegados al pecho o a la espalda.

Tenían por delante unos cinco kilómetros, y consiguieron completarlos en poco menos de una hora. Hacia las 10.30 horas, dieron por finalizada la acción con una nueva concentración a las puertas del Hospital. Una vez allí leyeron un manifiesto, y volvieron a repartir el folleto entre las personas que entraban y salían del centro.

Afecta a los pacientes

Los celadores sostienen que su carencia de personal no solo les afecta a ellos directamente, en el momento en el que "una sola persona tiene que cubrir simultáneamente tres puestos de trabajo", sino también a los pacientes, pues el servicio que reciben se ve empobrecido. En este sentido, afirman que la carencia de celadores aumenta los tiempos de espera para aquellas personas que necesitan ser ingresadas en planta tras pasar por Urgencias; afecta a quienes necesitan desplazarse en silla de ruedas o que no pueden valerse por sí mismo cuando llegan a Urgencias; y a aquellos que están encamados.

Y según la junta de personal, el actual número de trabajadores que tiene el Hospital do Salnés para estas funciones es manifiestamente insuficiente. Según ellos, un solo celador tiene que ocuparse cada día del aseo de más de 20 personas; los tres pisos de hospitalización están a cargo también de una única persona, lo que incluye las áreas de partos, reanimación y quirófano; y por las mañanas solo hay dos celadores para los cinco quirófanos, lo que implica un ritmo de trabajo alto, pues colaboran con el anestesista en la colocación de los pacientes y se encargan de la esterilización del material quirúrgico. "Lo que se pide es aumentar la plantilla y dignificar el trabajo de los celadores", señala el secretario de la junta de personal, Ramón Barreiro, que estaba en la marcha.

"¿Puede un hospital dar una asistencia digna y de calidad con tres pisos de hospitalización, quirófanos, partos, radiología y Urgencias, con cinco celadores a la tarde y tres de noche?", se preguntan los trabajadores en la parte final del folleto que repartieron entre los ciudadanos.

12 kilómetros diarios

Según los celadores, soportan "un ritmo de trabajo infame", al verse obligados a recorrer en una jornada hasta 12 kilómetros diarios por el hospital. Además, tienen que estar permanentemente localizables a través del teléfono móvil, y son el único colectivo que carecen de una persona responsable, pues dependen directamente del personal sanitario.