Rías Baixas puede bendecir el año seco registrado por lo que es la única Denominación gallega que no fue arruinada por los temporales de lluvia. o de granizo de este invierno.

El cambio climatológico hace albergar buenísimas expectativas en la próxima vendimia. "Si sigue así el tiempo empezaremos a cortar racimos en la semana del 25 de agosto en una campaña que se puede acercar a producciones históricas pues los racimos son abundantes, enormes y muy sanos", reconoce Luis Rodríguez Balsa, propietario de la bodega Bouza de Carril que produce 50.000 litros de vino cada año.

Balsa considera que, con estas condiciones, es el momento de que el Consello y Medio Rural aumenten las inspecciones tanto en los viñedos como en las bodegas pues el precio del vino albariño ha caido de forma alarmante. "Algo ha pasado para que en algunas tiendas se venda albariño por debajo de los dos euros, dinero con el que no salen las cuentas a un viticultor que tiene que emplear kilo y medio de uvas para una botella de 750 centilitros",dice.

Agrega Balsa -vocal en el Consello de Rías Baixas durante casi veinte años- que esta caída de los precios del vino solo se puede justificar "si vienen uvas de fuera o se llenan los tanques con otra producción".

Otros viticultores se quejan, por otra parte, del elevado precio de los tratamientos contra plagas como el mildiu, el oidio y botritis, entre otros.

Ángel Buceta, afiliado a Unións Agrarias, de Meis, y 7.500 metros cuadrados de viñedos, también coincide en la apreciación de que los tratamientos salen ahora más caros al agricultor.

Entiende que los productos son menos eficaces por lo que se ven obligados a aplicar una quincena de tratamientos al año cuando antes eran suficientes siete u ocho.

A su juicio el nuevo Consello debería involucrarse en conseguir mejores precios para la uva y promover ayudas a la plantación, de modo que la actividad resulte rentable.