La imagen de San Cristóbal dejaba a primera hora de la mañana y por un día, la sede de Excavaciones Carabel y del bar Bahía, en los que se custodia a lo largo del año, para participar en su fiesta con centro en Os Pasales.

Tras los pasacalles de rigor los devotos empezaron a concentrase bajo la carpa del área recreativa, en la que a las 12.30 se oficiaba una misa campestre, tras la cual partió la tradicional caravana de vehículos. Una caravana que en esta ocasión apenas contó con participación de carrozas porque en los últimos años las fuerzas de seguridad han comenzado a poner coto al descontrol en este tipo de eventos, impidiendo, en cumplimiento de la normativa vigente, que la gente pueda participar subida en los volquetes de los camiones o a bordo de vehículos sin homologar, o sin sus pertinentes seguros o placas de matrícula.

Uno de los damnificados ayer por esta medida fueron tres jóvenes de Castrelo que acudían con un boogie de fabricación casera convertido en un Minion de la famosa película infantil. "Comenzamos a construir esta carcasa -apuntaba Martín Portela, uno de los promotores- ayer a las diez de la noche, y trabajamos a destajo para acabarla a tiempo y pintarla, pero la Guardia Civil nos impidió salir dado que no era un vehículo reglamentario, y lo entendemos. No obstante, la organización nos aseguró que, aún así, nos incluiría en el concurso de las mejores carrozas".

Mientras la caravana partía al filo de las 13.30, en una finca adyacente comenzaba el asado de sardinas, labor que un año más corría a cargo del cambadés Nito Millán y cinco de sus hijos. "Con este son 53 años asando sardinas en Dena -apuntaba el patriarca del clan- e incluso en esta ocasión contamos ya con ayuda de una tercera generación, que son dos nietos que están hoy aquí tomando también contacto con la fiesta".

Su trabajo comenzaba ya a las diez de la mañana, hora en que iniciaron la labor de salar el pescado en las cajas y, poco después, a hacer brasas a base de carbón vegetal y carozos.

"La buena brasa se debe hacer con leña -reconocía Nito Millán- porque con ella la sardina asada sale más jugosa, pero aquí como es tanta tenemos que recurrir al carbón". Aún así, los comensales elogiaron el sabor final.