Las mariscadoras de Vilanova, al igual que las de A Illa, están colaborando en la vigilancia de las playas, especialmente, en la etapa veraniega, con el fin de evitar que el "furtivo de bañador" acabe con la producción marisquera que garantiza su supervivencia económica durante el invierno. Así lo reconoce la patrona mayor de Vilanova, María José Martínez Vales, que, aunque asegura que el inicio del verano ha sido tranquilo en este aspecto, "no descartamos que en las próximas semanas tengamos problemas".

En su cofradía, las mariscadoras optan por hacerse "visibles durante las vigilancias de esas playas, paseando por los arenales, lo que implica que muchos de estos furtivos de bañador se lo piensen antes de retirar marisco". Pero esa visibilidad no les ha impedido tener problemas, y muchos, en el pasado, aunque en los últimos tiempos "han sido bastante puntuales, nuestro principal caballo de batalla sigue siendo los furtivos de siempre, son los que nos esquilman los bancos marisqueros".

Martínez Vales coincide con su compañera de A Illa en definir como furtivos a estos bañistas, "sobre todo si se llevan cinco kilogramos, eso no es un puñado de almejas para hacer una paella, eso es algo mucho más serio que nos produce un perjuicio enorme a las mariscadoras y que debe ser sancionado". Añade, además que "la mayor parte de esos furtivos de bañador saben perfectamente lo que están haciendo y el daño que hacen, no son tantos los madrileños o los extranjeros que encontramos, sino que suelen ser de municipios bastante próximos a las playas en las que se encuentran".