Las desgracias nunca llegan solas y a la vista de la situación familiar de María del Carmen Fernández, se podría decir que vienen todas a la vez. La vida de esta familia afincada en Vilagarcía nunca fue como es ahora, pues en el año 2006 cuando compraron la vivienda la situación inmobiliaria y bancaria era muy distinta, y en aquel tiempo ella tenía un trabajo cuyo salario superaba los 1.000 euros al mes. Con la llegada de la crisis y los rescates a las entidades la cosa cambió y los trabajos empezaron a escasear, así que Fernández pasó por varias empresas en las que el sueldo no era precisamente digno. "El mayor de mis problemas fue encadenar varios trabajos en los que sin darme cuenta había estado firmando contratos falsos", señala, y cuando quiso solicitar el paro se dio cuenta de que no había cotizado absolutamente nada.

A partir de ahí todo fueron problemas, y su salud hizo el resto. En estos momentos ella poco puede hacer en lo que al aspecto laboral se refiere, "pero la situación de mis hijos tampoco es mejor, pues uno de ellos ha trabajado, pero muy esporádicamente, y con sueldos muy bajos, que aunque está claro que siempre es una ayuda, su futuro lo veo bastante negro", se lamenta.

Esta madre de familia espera que la situación mejore en algún momento pero no puede ocultar su angustia por no poder comprar ni unos míseros calcetines a sus hijos, "ni siquiera en sus cumpleaños", y es que tiene que escoger entre darles de comer o concederles un pequeño capricho por muy tonto que sea, "no sabes la tristeza que es eso, y tengo suerte porque ellos son muy comprensivos con la situación que vivimos y me apoyan mucho".