El Campo da Feira de Mosteiro volvió ayer a hacer honor a su nombre, con la recreación de una feria tradicional de principios del siglo pasado. La Feira Labrega es un evento etnográfico en el que los mayores disfrutan viendo herramientas, trajes o demostraciones de oficios que hoy solo se conservan en los museos, y los niños observando de cerca y acariciando a animales de corral como gallinas, terneros o burros. Una de las novedades más aplaudidas en la feria de esta edición fue la de los "regueifeiros", un desafío oral improvisado entre dos personas en el que se ponen a juego el ingenio y la capacidad de responder en rima.
La cita, que estuvo marcada por el fuerte calor, contó con algunos de sus ingredientes habituales, como los puestos de venta de hortalizas y frutas, la música en directo de los gaiteiros ataviados con las ropas tradicionales o el alambique del "cañeiro". Tampoco faltó la escena de la pareja de la Guardia Civil deteniendo a un carterista, uno de los momentos que han definido desde un principio a esta Feira Labrega de Mosteiro.
Quincena festiva
El monólogo de Isi del sábado y la feria de ayer marcan el comienzo de las fiestas de Mosteiro, que tendrán su punto álgido el domingo con la Festa dos Callos y el martes con la celebración de San Benito. Esta última tiene el aliciente este verano de que servirá para reabrir al culto de manera oficial la capilla románica de Mosteiro, que permanece cerrada desde finales de 2016 debido a los trabajos de restauración que se acometieron tanto por dentro como en el exterior y el atrio. Las misas son el día 11.
En lo que respecta a la Festa dos Callos, es el domingo próximo y tendrá lugar de nuevo en el Campo da Feira. La ración individual cuesta seis euros, y se puede hacer una reserva de mesa para 14 personas por 120. Los comensales se llevan de regalo la taza y la cazuela de barro.
El día anterior es San Cristóbal, con la procesión automovilística y premios para los vehículos mejor engalanados.
