Gracias a la Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia, que ahora cumple diez años, este producto es sometido a "un riguroso control que certifica su origen y garantiza su calidad".

De este modo se diferencia al molusco comercializado, es decir, a las diferentes marcas que en un centenar de formatos llegan al consumidor final, tanto en fresco como en conserva, congelado, pasteurizado o refrigerado.

Esa es la principal finalidad del Consello Regulador que preside Francisco Alcalde: "Fomentar la calidad del mejillón, tanto en las actividades de cultivo, como en la elaboración, en la transformación y en la distribución, para poder ofrecer al consumidor un producto acorde con sus expectativas y exigencias".

De ahí el control del origen y de la calidad del producto mediante auditorías en las bateas; un seguimiento que se extiende a los puertos de descarga, las empresas de depuración o transformación e incluso los puntos de venta.