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San Fidel cumple 200 años como reliquia en Carril

La comisión mantiene las tradiciones deportivas, festivas y religiosas dedicadas al santo al que se rinde culto en la parroquia

Uno de los antiguos carteles del San Fidel. // Cedida

Fue tal el empeño del benefactor Simón Álvarez que tuvo que realizar un amplio y difícil trabajo en unos tiempos que no eran nada fáciles para conseguir una reliquia que todavía se conserva bajo uno de los altares de la iglesia de Santiago de Carril.

Nadie puede desmerecer la voluntad e ilusión que tuvo que ejercer en su empeño de no defraudar a sus vecinos.

Difícil es imaginarse como este vecino pudo conseguir traer al pueblo el cuerpo incorrupto de un mártir como San Fidel, pasando por una serie de solicitudes, permisos, viajes, no en vano se trataba de un militar. como se desprende de sus ropajes.

Es de entender que aquel siglo había muchos vecinos que disponían de un gran capital. Pertenecían a las clases altas y la nobleza con claras ideas filantrópicas que aplicaban a ayudar a los demás en actos como éste.

Y Carril también contaba con vecinos de clase alta y en muy buena posición económica como son los casos del propio Simón Álvarez y otro más destacado Andrés Fernández García, que creó una gran fundación en beneficio del pueblo.

Como es de común dominio el domingo siguiente al Apóstol Santiago se celebra la fiesta de San Fidel por todo lo alto en Carril.

Cuentan en la localidad que los fastos siempre han sido impresionantes incluso al principio cuando llegó al puerto la reliquia del santo.

Pero la devoción al mártir fue en aumento tan rápidamente que era venerado por multitud de fieles, que le atribuían muchas gracias y milagros.

De ahí que las fiestas siempre se programaran por todo lo alto. Desde siempre, la víspera comenzaba con gran solemnidad religiosa y en la calle, desde las primeras horas de la mañana se respiraba ese animadísimo y entretenido ambiente.

Visitantes

La noche anterior a la conmemoración del santo ya llegaban al pueblo numerosas personas e incluso, se díce, acudían en peregrinación grupos de personas de parroquias cercanas para hacer sus peticiones al santo, luego así como iban llegando tomaban descanso sobre las escaleras y el atrio de la iglesia, uno de los lugares privilegiados de la localidad vilagarciana desde el que se divisa la propia isla de Cortegada.

La banda de música comenzaba con dianas y alboradas a las seis de la mañana, e igualmente a la misma hora se oficiaba la primera misa, que después continuaban celebrándose cada hora. La tradición era que por la tarde también había continuadas visitas al santo para ofrecer su donativo y su oración con lo que garantizaban los favores que se atrevían a pedir.

Competiciones

Y así nacio una comisión de fiestas, que con su trabajo e ilusión organizaban y preparaban un programa variado para los vecinos. Tradicionalmente, las actividades de San Fidel se podría decir que eran los Juegos Olímpicos de Carril porque un poco antes de la fiesta, los botes de vela de cuatro y seis remos varaban en las rampas para prepararlas lo mejor posible para la competición.

Y también daban todo de sí los que participaban en los botes, en las cucañas marítimas y terrestres, quienes competían a coger el pato en el mar, las carreras de sacos, carreras de cintas, carreras atléticas, jinkanas, la carretilla y demás juegos. Todos querían ganar y para eso se entrenaban y preparaban unas semanas antes, para estar físicamente en condiciones de competir.

Las pruebas femeninas en la modalidad de remo eran seguidas con especial expectación pues mujeres marineras que sabían de su oficio competían con gran pasión e ilusión y siempre con ganas de hacer una buena regata.

Manejaban e imprimían con fuerza sus remos para vencer la corriente de la marea y el viento fresco del norte que era muy habitual, lo que requería un doble esfuerzo para las tripulaciones. Verlas hacer una ciaboga con arte y precisión resultaba apoteósico y espectacular.

Debido a la igualdad de las embarcaciones a veces la llegada a la línea de meta eran muy ajustadas, luego el problema lo tenía el jurado que presidia las regatas desde la Alameda.

El veredicto era casi siempre cuestionado por el público dado que había división de opiniones, en parte por el parentesco entre las tripulaciones participantes. Aunque los premios no eran muy valiosos ni había Oro Olímpico, la rivalidad vecinal era sana y un aliciente para competir, el trofeo y la prima económica nunca faltaba. Fueron tiempos difíciles y un poco de dinero les venía bien para pasar las fiestas.

Las comisiones de San Fidel a veces se formaban tarde y a última hora pero siempre estuvo amparada por la Sociedad Recreativa "La Tertulia de Carril" que luego pasó a llamarse Club Recreativo Carril y familiarmente conocida como el Casino. Esta Sociedad en los años 1880 y principios del XX se encargaba de organizar las fiestas, también al Circulo Gato Negro en los años 1925-28 y 1944 le correspondió organizarlar. En las actas dice que para no correr riesgo de que la fiesta de San Fidel se suspenda inmediatamente tres directivos de esta Sociedad se pondrán al servicio de los vecinos para recoger alguna ayuda económica, pues la fiesta de San Fideliño obligatoriamente tiene que celebrarse.

Comisión de fiestas

La actual comisión igualmente recuerda y agradece a esas personas que a través de doscientos años han hecho posible que el cuerpo del Santo Mártir que se encuentra en la iglesia parroquial, le prestaran siempre la atención y cuidados que una reliquia tan importante debe tener para su buena conservación y la veneración de todos.

Este año tan especial a la comisión actual le tocó organizar un evento muy importante y como todos sabemos los tiempos que corren no son de abundancia, por eso queremos valorar muy alto la amplia dedicación y el trabajo de este grupo de jóvenes que forman esta comisión, siempre en primera línea, organizando y cuidando de que las actividades sean del agrado de sus vecinos.

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