El verano ya está aquí, y con él las altas temperaturas y el calor sofocante y seco que parece haber venido a Galicia para quedarse. Y para aliviarlo la mejor solución es, siempre, darse un buen chapuzón.

Visto el entorno costero de las Rías Baixas, no es raro que una gran parte de la población elija la playa para disfrutar del relax y sofocar estas olas de calor que se arrastran desde hace ya varias semanas. Pero aunque la playa tiene muchos adeptos, tampoco le faltan detractores. Son aquellos que se declaran fans absolutos de la piscina.

Es por ello que las instalaciones municipales de muchas localidades comienzan a llenarse estos días, y estarán al completo, al menos los fines de semana, hasta que acabe la temporada estival. Así sucede en Ribadumia, donde ayer abría sus puertas la primera piscina pública que estará a disposición de los usuarios hasta el próximo mes de septiembre en horario de 15.00 a 21.00 horas de lunes a domingo.

Los que escogen la piscina ven en ella un sinfín de virtudes por las que no echan de menos los arenales a pesar de tenerlos cerca. " Y es que el no mancharse de arena vale un potosí", afirma una usuaria de las instalaciones de agua dulce. Son en realidad, muchas las personas que no soportan ni la arena ni el bullicio de las playas llenas de coches, de pitidos y de música, o molestias varias que en la piscina, al parecer, no existen. Además, "resulta mucho más económico", apunta otra bañista, que acude con sus hijos durante el fin de semana.

En Ribadumia el precio para los vecinos empadronados en la localidad y sus familiares más directos es de un solo euro para toda la temporada, un precio que parece incluso irrisorio. Pero para los de fuera, las cuantías tampoco son muy altas. Por 50 euros al mes, o 30 si son menores de 9 años, uno puede acudir todos los días, e incluso existe la posibilidad de adquirir bonos individuales para ir en días sueltos cuando a uno le apetezca.

Otro punto a favor es el servicio de socorrismo prácticamente al lado de la tumbona, aunque está claro que los peligros de la piscina nada tienen que ver con los de mar abierto, es imprescindible contar con el servicio.

Así lo manifiestan varios habitantes de la comarca, que pasan los fines de semana refrescándose lejos del bullicio de la arena y los chiringuitos. "No necesitamos tener un bar al lado, aquí tenemos máquina de refrescos y hace el mismo servicio", bromea otra bañista.

Las instalaciones municipales, y también las privadas, de estas características, disponen de varias duchas a pie de piscina, así como de duchas individuales y de vestuarios para que al finalizar la jornada los usuarios puedan cambiar el bañador por la ropa de calle.

Por lo que se ve hay alternativas a la playa con un montón de ventajas que hacen decantar la balanza para una parte de la población en favor de no bañarse en agua salada.

En Ribadumia lo demostraban ayer los primeros afortunados que pudieron probar el agua, la mayoría de ellos niños. El próximo fin de semana, primero del mes de julio se espera un lleno total en el recinto.