A unos días de finalizar el curso y con el verano ya a las puertas, el Colegio Infantil Vagalume celebró ayer por noveno año consecutivo su Noite Máxica.
Como cada año, cuando los alumnos terminan un ciclo en la escuela, profesores y ANPA ponen en marcha la actividad, una especie de despedida del centro, en la que los niños duermen en las instalaciones y buscan a Vagalú, su mascota, cuando cae la noche, dotados de linternas como si fuesen expertos aventureros.
Este año, de los 64 niños que terminan su estancia en la escuela, unos 55 se animaron a pasar una noche distinta en el colegio en sus sacos de dormir y rodeados de sus compañeros. La juerga empezaba a las 19.00 horas en el patio con varios juegos propuestos por los monitores que animaron la jornada, para después cenar y salir a bailar con la música de la Duendeneta, celebrando que por fin son mayores.
Anoche iban disfrazados de piratas, porque la fiesta es temática, pero por la Noite Máxica ya han pasado pingüinos, astronautas y princesas. Los niños, los profesores y algunos de los padres que pernoctaron también en el colegio para cuidar de los pequeños, por supuesto iban acordes a la ocasión.
Lo que podría llamarse fiesta de los pijamas, porque allí no se durmió mucho, tuvo lugar en la sala de Usos Múltiples, donde los mayores les leyeron un cuento antes de dejarlos descansar, eso si, con las luces de los pasillos encendidas, por si alguno tenía miedo durante la noche. "Los que no dormimos nada fuimos los profesores y los padres", explicó Puri Oliveiro, directora del colegio.
Algunos niños se asustaron de madrugada al verse en un sitio que a esas horas no le es familiar "pero son los menos", aseguró Oliveiro, "en estos casos los padres vienen a recogerlos a horas intempestivas, pero ya cuentan con ello", explicó.
La jornada para los pequeños termina esta mañana, cuando después de desayunar, sobre las 11.30 horas tendrán un confeti de despedida, antes de irse a sus casas, ahora si de manera definitiva.
