El Villalonga camina hacia su disolución. Así de contundente se mostraba ayer la presidenta del club, Lorena González, tras ver como a la séptima asamblea que celebraba la entidad para buscar un sustituto, nadie daba un paso al frente, y lo que es peor, no existen indicios de que alguien lo vaya a hacer, sea mediante nueva directiva o encabezando una gestora.

Ante esta situación, que la presidenta califica de "muy grave", la asamblea decidió citarse para el próximo 25 de junio, cinco días antes de que finalicen su mandato, y en caso de no aparecer nadie interesado en hacerse con las riendas del club, se optará por la disolución. "Desde que anunciamos que no íbamos a seguir al frente del club, hace ya varios meses, hemos celebrado seis asambleas, y en ninguna de ellas se ha encontrado un relevo; es más, a las asambleas vienen cada vez menos socios, por eso no nos va a quedar otra alternativa que la disolución", explicaba ayer la todavía presidenta de la entidad celeste.

Esa disolución, según los estatutos del club, debe ser propuesta por la directiva y aceptada por los dos tercios de la asamblea que, en teoría, debería estar formada por los 507 socios de la entidad, aunque a la que se celebró en la jornada de ayer, tan solo acudieron 30, la mayor parte, integrantes de la actual directiva.

"Es una situación muy grave, porque estamos a 11 de junio y todavía no hay un proyecto al que avalar, no tenemos planificación deportiva, y si alguien se decide a dar el paso, se va a encontrar con que la mayor parte de los jugadores se habrán ido a otros clubes y va a tener que comenzar de cero", señala González.

No es la primera vez que el club se encuentra en una situación de estas características, con una directiva que considera agotado su ciclo y pide un relevo que no aparece, pero en esta ocasión, la situación parece más seria, porque nunca antes se habían realizado tantas asambleas y tan avanzado el período de planificación de la próxima temporada. Si nadie acaba respondiendo a la llamada, uno de los grandes clubes históricos de O Salnés puede acabar por desaparecer.