Los bateeiros gallegos asisten con cierta tranquilidad -lógicamente salvo en las zonas más castigadas- a los episodios tóxicos detectados en esta primera mitad del año. A punto de cumplirse el primer semestre puede decirse que las células tóxicas causaron menos problemas que en ejercicios precedentes, sin duda a causa de las condiciones meteorológicas registradas. Tras los últimos análisis realizados en el Intecmar, a estas alturas hay una veintena de polígonos bateeiros en los que se prohíbe la extracción de mejillón.

Como siempre la ría de Pontevedra es la más afectada, de ahí que los cierres generalizados de bateas sean la tónica dominante en estas aguas. Junto a estos polígonos están cerrados prácticamente la mitad de los ubicados en la ría viguesa, buena parte de los existentes en Muros-Noia, los de Ares-Betanzos y un par de zonas en la ría de Arousa, donde el grueso de las bateas de mejillón siguen a disposición de productores y consumidores.