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Nervios e incertidumbre ante los exámenes

Sara García, del IES de Carril, quiere ser profesora. Tiene su meta puesta en cursar Magisterio de Primaria, su segunda opción, puesto que optar a Periodismo, "lo que siempre quise hacer" ya lo descarta "porque no llegaría a la nota media que exigen para entrar por la nota de bachillerato". Estudia entre cuatro y cinco horas al día, y una de ellas la dedica a las matemáticas, y aún le queda por repasar Historia del Arte. Se siente particularmente molesta con la organización de los exámenes, porque "este curso nos marearon en algunas asignaturas, casi al final nos tuvieron que sacar materia que no iba a entrar y meter algún contenido que no habíamos dado", y por supuesto se enfrenta intranquila a las pruebas por si se producen cambios inesperados.

Algo parecido les ocurre a Miguel Ventoso y Alexandre Maneiro del IES Castro Alobre. A los alumnos, que pertenecen a la rama tecnológica, a pesar de que consideran que están lo suficientemente preparados para poder entrar en Ingeniería Informática en la Universidad de Santiago, les ha costado preparar algunas materias. Afirman que, por ejemplo en matemáticas tuvieron que estudiar un bloque más de lo previsto en un principio, y aparte de las horas que le dedicaron en casa, también tuvieron que acudir a clases particulares fuera del centro. Aún así aseguran sentirse bastante confiados para llegar al 9,95 de nota que necesitan.

No le ocurre lo mismo a Carlos Campos, que quiere acceder a Administración y Dirección de Empresas, también en Santiago y se encuentra muy nervioso, ya que hay asignaturas que "me está costando bastante estudiar, entre ellas matemáticas o economía aplicada", explica, "y son importantes par el grado que quiero hacer". Dado que la nota de corte es bastante asumible, confiesa, "el año pasado estaba en un 6,3", la preocupación no es mucha, pero los nervios ante la semana que se avecina siguen estando ahí.

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