Esto es envenenar las elecciones, decir la verdad a la gente. ¿Que a mi me conocen? Sí, claro, muy bien, los que me conocen saben perfectamente como soy, para bien y para mal. Clara, coherente con mis palabras y mis actos, y para nada manipulable. Esto no gusta a algunos que pretenden de la cofradía sacar rendimiento personal en lugar de mirar por el bien común. Esto quedó claro el miércoles en todas las declaraciones. Cuando uno usa información y la tergiversa ¿Por qué es? Sencillamente porque no tiene argumentos válidos para defender su posicionamiento.

Las mariscadoras a mí no me denunciaron, fui yo la que denuncié un comportamiento discriminatorio que, en su día, di traslado a los medios de comunicación de la admisión a trámite de la denuncia.

Me ratifico en todo lo que salió en rueda de prensa hace unos día, y añado, además: ¿Mariscadoras a pie las más beneficiadas? Ja, ja, ja. Todas y cada una de ellas dimitieron porque ya no soportaban tanta complacencia, tanto respeto, tanto beneficio. ¡Qué mal lo pasaron con tanta mejoría!

Esto si que va por la campaña electoral y en clave de humor. Al difunto de Manolo Escobar le robaron el carro, si no ya estaría vendido, pero este señor pretende vendernos una moto, sin ruedas, sin manillar, sin sillín. Lo que queda es el depósito de gasolina para llenar. El que quiera que se la compre y que le lleve una garrafa.

Emulando a Gila, siempre le queda llamar al Ministerio de la Guerra y decir que le mandaron cañones sin la munición que tiene que disparar a los bajitos, que no matan, pero asustan. En caso de perder las elecciones, que denuncie al Ministerio, y si no le dan la razón, llegará a la OTAN, y así hasta la luna. ¡Que más da! Total, paga la cofradía de Carril. Bye bye, my friend.

*Presidenta de la gestora de la cofradía de Carril