Los comuneros de San Miguel de Deiro, en Vilanova de Arousa, vuelven a estar muy molestos con la cofradía, a la que acusan de verter toneladas de algas en varios de sus terrenos sin tener permiso para ello, algo que van a volver a denunciar. Pese a las numerosas llamadas de atención que han hecho los comuneros, aseguran que, en las últimas semanas, han vuelto a ver como sus propiedades aparecían llenas de algas, una situación que "provoca un importante problema en esos terrenos, ya que además de la podredumbre y los malos olores, incrementa de forma notable la salinidad del suelo, impidiendo que se regenere".

Una de las cuestiones que más ha molestado a los comuneros ha sido la imagen de la patrona mayor, María José Martínez Vales, participando en una limpieza de playas recientemente en un acto que califican de "doble moral y contradictorio con lo que está haciendo en los terrenos de los comuneros, donde llena el monte con residuos procedentes del mar".

Los problemas entre comuneros y Cofradía por el abandono de las algas se remontan al año 2007, cuando se denunció ante el Seprona, por primera vez, las acumulaciones de estos residuos en terrenos de la junta de montes, llegando a ser sancionado el pósito. Durante varios años no volvieron a registrarse problemas, hasta que en 2015 se volvió a repetir el problema. Los comuneros advirtieron al pósito de que no aceptaban que se desprendiesen de las algas en sus propiedades, porque afeaban la zona y desprendían malos olores.

Ante el caso omiso de la Cofradía, los comuneros decidieron en julio de 2016 denunciar ante el Seprona, que ya había iniciado diligencias de oficio. Un mes después, los comuneros presentaban otra denuncia ante la Policía Local, en la que aportaban imágenes del tractor de la Cofradía vertiendo algas.

Desde la junta de montes se trató de buscar una solución que beneficiase a las dos partes. Esa solución se encontró en una empresa que quería utilizar las algas para hacer compost, una vía que resultaba muy interesante, ya que los comuneros habilitarían una serie de espacios adecuados para dejar las algas, que serían recogidas por la empresa en cuestión. Sin embargo, la cofradía "se negó en redondo, algo que todavía no comprendemos, asegurando que no era una cuestión prioritaria la eliminación de las algas". Por este motivo, los comuneros se encuentran muy molestos con la actitud que está mostrando el pósito en este conflicto y "sus nulas intenciones de resolverlo".