A Lomba está viviendo sus días de mayor glamur. La celebración del Arousa Fútbol-7 ha convertido el estadio municipal vilagarciano en un crisol de culturas, emociones y aficiones fuera de lo común. El ambiente de las grandes galas se palpó ayer durante toda la jornada con una asistencia de público que fue aumentando con el paso de las horas.

Los escolares vilagarcianos fueron los que ayudaron a dar colorido a la grada durante la mañana. Los primeros aficionados de los distintos equipos también se hicieron notar en la bancada. Tal es la magnitud y consideración que ha alcanzado el Arousa Fútbol-7 que cerca de una decena de padres han querido acompañar al Wellington Phoenix en su travesía transoceánica desde Nueva Zelanda a Vilagarcía.

En los encuentros celebrados por la tarde la expectación fue en aumento. Muchos de los familiares de los jugadores aprovecharon la mañana para realizar el desplazamiento y personarse ya por la tarde en A Lomba. No faltaron las pancartas, las bufandas y las camisetas y la efervescencia de la presencia de aficionados también se está haciendo notar en la hostelería vilagarciana y de la comarca.

La actividad que se genera alrededor de un evento con 20 equipos llegados de hasta tres continentes diferentes es algo digno de experimentar. El choque de culturas incluso deja momentos para el recuerdo como el que se produce antes del inicio de cada partido del Wellington Phoenix. Los pequeños jugadores interpretan la famosa danza maorí conocida como "haka" delante de un contrario que sigue con máxima atención y respeto el ceremonial.

Incluso el impacto que genera tanta concentración de culturas alrededor del fútbol, también está siendo orientado hacia cuestiones educativas y formativas. El colegio A Lomba ha creado con algunos de sus alumnos una unidad didáctica en la que se aprovecha la oportunidad para ejercer de periodistas entrevistando y contando de primera mano todo lo que sucede alrededor de este Arousa Fútbol-7.

Mención especial merece también la educación deportiva que muestran todos y cada uno de los clubes participantes. Desde una perfecta uniformidad hasta el respecto máximo a organización, hoteles y transporte.

La primera jornada finalizó con una protocolaria cena de bienvenida a las expediciones celebrada en el Pazo Baión.