Ruth Matilda Anderson recorrió Galicia entre 1924 y 1926 por encargo de la The Hispanic Society of América, con sede en Nueva York, que pretendía realizar un monumental trabajo etnográfico y antropológico sobre España.

En esos viajes, Anderson tomó más de 25.000 imágenes, componiendo de ese modo la colección fotográfica sobre la Galicia de hace 90 años más importante del mundo. Una selección de ese trabajo compone "Unha mirada de antano", una exposición de Afundación y Abanca que desde ayer puede visitarse en la sala Antón Rivas Briones, en Vilagarcía.

La exposición está llamada a ser uno de los hitos culturales del año en O Salnés. Pero más allá de su interés a nivel gallego, la muestra puede ser también un reclamo para los interesados en la historia local.

De hecho, Ruth Matilda Anderson pasó en Vilagarcía varios días de septiembre de 1924, durante los cuales tomó algunas de las instantáneas que pueden verse desde ayer en la Rivas Briones.

Es el caso de una escena captada en el puerto de la ciudad, durante una descarga de harina. Esta es precisamente la imagen que ilustra el cartel de la exposición, y en ella se ve a un hombre cargando sobre su espalda un saco más grande que él, y que camina por una estrecha tabla de madera colgada entre la proa de su embarcación y el muelle. Al fondo, se aprecia otro buque lleno hasta los topes de barriles de vino. Una imagen que muestra por un lado la dureza casi salvaje de algunos trabajos en la época y que, por otro, ilustra la importancia que ya entonces tenía el puerto de Vilagarcía para la descarga de distintas mercancías.

En otra de las fotos que se pueden ver en la exposición se aprecia a unas niñas que se están vistiendo sobre unas rocas, después de darse un baño, también en Vilagarcía, porque en los retratos de Anderson no hay solamente sudor y padecimientos, sino que también se cuela a menudo el goce y la fiesta.

La fotógrafa norteamericana estaba empeñada en llegar a la médula del lugar que visitaba, de ahí que siempre dedicase una parte de sus viajes a los interiores de las humildes casas de labriegos o pescadores, o de las fábricas de la época. En esa línea se inserta su foto de la cocina de una casa de marineros de Vilaxoán, que sobrecoge por su extrema austeridad. Un hombre ataviado con boina, camisa de lino y un pantalón sucio y lleno de remiendos posa junto a la "lareira" de piedra.

En la muestra puede verse otra imagen, también de Vilagarcía, en la que se aprecia a unas mujeres recolectando maíz, con la ría de Arousa tras ellas, lo que traslada al espectador a una época en la que los cultivos agrícolas casi llegaban a la arena de las playas. Y hay también una fotografía de una mujer mariscando en Cortegada.

Libro-catálogo

Ruth Matilda Anderson tomó docenas de imágenes en la ría de Arousa, aunque por cuestiones de espacio no se recogen todas en la muestra de Vilagarcía. Ni en el libro-catálogo editado por Afundación y Abanca, en el cual se recopilan las anotaciones que la propia fotógrafa iba haciendo durante su periplo, y que se dejan leer como un apasionante cuaderno de viaje.

En el volumen también se podrá encontrar una toma obtenida en una de las entradas del pazo de Vista Alegre, a partir de la cual el ojo de la artista se asoma a uno de los corredores del edificio, así como otra obtenida en una de las antiguas casas de baño que existieron en la ciudad, en una época en la que Vilagarcía era una de las perlas más brillantes del incipiente turismo gallego.

La exposición se inauguró a última hora de la tarde de ayer en un acto al que acudieron el presidente de Afundación, y responsable de Comunicación de Abanca, Miguel Ángel Escotet, y el alcalde de Vilagarcía, Alberto Varela.

La muestra permanecerá abierta al público hasta el 11 de junio de lunes a sábado, entre las 10.30 y las 13.30 horas, y entre las 18.00 y las 21.00 horas, así como los domingos de 11.00 a 14.00 horas.

La responsable de la edición del catálogo, Laura Gómez, explica que el legado de Anderson es importante "porque muestra una Galicia que en gran parte desapareció", pero que tiene a pesar de ello "un impacto muy emotivo sobre todos los gallegos, porque nos reconocemos en esas imágenes y en esa gente".

Laura Gómez resalta la importancia de la exposición, por su indudable interés etnográfico y antropológico, hasta el extremo de que afirma sin dudarlo que Ruth Matilda Anderson bien podría considerarse como una de las mejores fotógrafas gallegas de la historia pese a haber nacido a miles de kilómetros de distancia y no tener en su sangre ningún rastro gallego.

La muestra está compuesta por 70 fotografías, muchas de las cuales golpean al espectador como puñetazos. Así, se ven mujeres descalzas recorriendo caminos llenos de piedras con pesadas cestas o tinajas en equilibrio sobre sus cabezas -como la imagen de las lecheras de Carnota, una de las fotos más famosas de Anderson-; solemnes procesiones religiosas y una puja de toscas roscas blancas en la fiesta de San Antonio de un pueblo de Lugo; carros de bueyes o mulas en los que viajan los campesinos; o una gran piara de cerdos pasando por el corazón mismo del casco viejo de Santiago.

Dos mujeres viajando solas

La exposición de Vilagarcía, en cuya organización colabora el Ayuntamiento de la ciudad, es una muestra de primer nivel. The Hispanic Society of America posee la colección de arte hispano más importante del mundo fuera de España, y algunas de sus piezas están expuestas actualmente en el Museo del Prado, en Madrid.

Ruth Matilde Anderson empezó a trabajar para esta entidad en 1921, y tres años después recibió el encargo de recorrer España para ese gigantesco proyecto del presidente de la sociedad, Archer Milton Huntington, que ya había estado meses antes en las excavaciones arqueológicas de Itálica, en Galicia, Aragón y los Pirineos.

Huntington llegó a la conclusión de que la esencia de las tradiciones españolas se conservaba mejor en el rural del norte que en el sur, y gestó un proyecto en el que implicó tanto a Ruth Matilda Anderson como al pintor Joaquín Soroya, al que encargó cuadros sobre las distintas regiones.

La expedición de Matilda Anderson a Galicia fue concebida como un experimento, pero además también viajó por buena parte del oeste de Castilla-León, Asturias, Extremadura y hasta las Islas Canarias.

La investigadora y fotógrafa estadounidense fue una persona avanzada a su tiempo. Fue su padre, de origen sueco, quien le inoculó el virus de la fotografía, y quien le acompañó en su primer viaje a Galicia. En el segundo, sin embargo, le ayudaba otra fotógrafa, Frances Spalding. El hecho de que dos mujeres jóvenes recorriesen en aquella época solas los parajes más remotos de Galicia no pasó desapercibido en una sociedad que era en muchos aspectos profundamente machista.

Posteriormente, Ruth Matilda Anderson escribió un libro sobre las provincias de A Coruña y Pontevedra, que se publicó en 1939 y que jamás fue traducido al gallego o el castellano. Con el tiempo, dejaría la fotografía y acabaría en la Hispanic como conservadora de trajes. Pero siempre llevó a Galicia en su corazón, hasta el extremo de que terminaría hablando su idioma.